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Tenis

El tenis que se siente

Sound Tennis, en València, es la primera academia de España que imparte Blind Tennis, una adaptación de este deporte dirigida a personas con discapacidades visuales. En cuatro años ya hay 60 practicantes españoles

El tenis que se siente

Ximo está listo para el saque y pregunta: Ready? Álex empuña la raqueta a la otra parte de la red y contesta: Yes! Justo antes de servir, Ximo grita: Play! Durante el intenso intercambio de raquetazos nadie podría pensar que Ximo y Álex son ciegos. Sin embargo, ambos están jugando a Blind Tennis, una modalidad del tenis dirigida a personas con discapacidades visuales. No ven el tenis, pero lo sienten.

Ximo y Álex, junto a otros 18 compañeros son alumnos de Sound Tennis, la primera academia de Blind Tennis que se abrió en España. Después de València llegaron Barcelona, Madrid, Málaga y Gijón. Paco Verdú, un amante del tenis y del deporte al aire libre, es un de los principales responsables de este «milagro».

«Estábamos en un viaje de trabajo en Singapur y había una exhibición de Blind Tennis. Nos encantó y quisimos traerlo a España. Viajamos mucho para aprender la metodología de los países pioneros, Japón e Inglaterra sobre todo. Estuvimos un año creando una metodología y una unidad didáctica propia para entrenar a los jugadores. Y después fuimos mejorando en base a la experiencia», señala Verdú. Comenzaron a principios de 2013, hace cuatro años, y ya hay cerca de 60 practicantes en España gracias a la Fundación Sound Tennis, dedicada también a personas con discapacidad intelectual y a menores en riesgo de exclusión social que tienen en el tenis una oportunidad para su integración.

Pero, la pregunta es: ¿Cómo puede jugar al tenis un ciego?. «Es curioso, pero se puede», explica Verdú. «El Blind Tennis tiene tres o cuatro adaptaciones que lo hacen posible. La pelota es de espuma y un poco más grande de lo habitual. En el interior lleva una especia de cascabel. Además, se juega con un raqueta algo más pequeña, de 23 o 25 pulgadas, las que usan los niños, porque el bote de la pelota es menor y es mejor estar cerquita del suelo. Por último, se juega en una pista de dimensiones más reducidas», apunta Verdú. En este sentido, para los jugadores de la categoría B1 (ciegos totales) y B2 (campo visual de no más de 5 grados) se permite que la pelota de hasta tres botes. Para los de B3 (hasta 30 grados) sólo se puede jugar con un máximo de dos botes. Por otro lado, a diferencia de lo que sucede en otros deportes para invidentes, no está permitido el coaching. «Los entrenadores no pueden dar instrucciones», indica el responsable de Sound Tennis.

La gran dificultad radica en la capacidad de los tenistas para ubicarse en la pista. Los B1, sin ningún tipo de visión, tienen marcadas las líneas perimetrales de la pista con un relieve táctil. «Así, con el pie o la raqueta saben dónde están colocados en la pista. Los ciegos totales necesitan tener una visión tridimensional de la pista en la cabeza y eso causa más fatiga mental que física al principio», apunta Verdú, quien reconoce que en las primeras semanas los jugadores «matan muchas moscas» en los entrenamientos.

Referencia internacional

La Asociación Internacional de Blind Tennis escogió l´Alfàs del Pi como sede para la celebración del campeonato internacional de Blind Tennis. Allí, Ximo García, de 33 años y de Rotglà i Corberà, se proclamó campeón en la categoría B2 tras imponerse a un jugador coreano. «Nací con una enfermedad genética y hasta los 26 años no me afectó. Se fue reduciendo mi campo visual y tuve que dejar de practicar otros deportes. Estando bien jugaba a tenis con gente que lo hacía muy bien y eos me ayudó», cuenta. «El Blind Tennis tiene su dificultad, pero es ponerse y a base de entrenar se consigue todo. Aquí todo es ponerse», bromea.

Su compañero, Álex Zacarés, también de 33 años, se prepara para un Iron Man, pero destaca que el Blind Tennis es diferente a todo lo que ha practicado «No es tan difícil, llevo tres años jugando. Había probado otros deportes para ciegos: natación, atletismo, ciclismo... Esto es distinto», remata.

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