El CD Serranos despidió la pasada semana al entrenador de uno de su equipos alevines de primer año. No volverá a dirigir a ningún equipo de su escuela. La decisión del club, uno de los clásicos equipos de barrio de Valencia, trascendió los asuntos deportivos, una cuestión menor, o así debería ser, a estas edades (11 años). Su equipo ganó 25-0 al colista, sin ningún respeto al conjunto rival. Casi un gol cada dos minutos. Toda la responsabilidad, como es lógico en estas edades (11 años), fue cargada sobre el técnico del equipo, que ordenó a sus chavales que continuasen marcando goles, pese a que el partido estaba sentenciado al cuarto de hora (6-0). Al descanso, el marcador indicaba ya un 15-0. La decisión de la directiva fue inmediata y fulminante. «Nosotros educamos valores, como el respeto al equipo contrario, y esa actitud no podemos admitirla», aseguran desde el CD Serranos, que quitan cualquier responsabilidad sobre los niños.

El partido, del grupo IV de alevines de primer año, se jugó el pasado 3 de junio en el campo del CD Serranos. El rival era el Benicalap C, el colista del grupo, que ha terminado la temporada con 0 puntos y 247 goles en contra. Pese a su situación en la clasificación, no había recibido una goleada igual en toda la temporada. La falta de deportividad por parte del entrenador del alevín B del Serranos obligó al club a tomar una medida tajante. No va con los principios de la escuela la humillación al contrario, con más razón si hablamos de niños que juegan a fútbol 8, a dos años de dar el salto al fútbol 11.

La goleada fue asumida con resignación por el Benicalap, consciente de que su alevín C ha competido en desigualdad de condiciones con el resto de rivales. El principal foco de malestar llegó de los propios padres del equipo ganador, el CD Serranos, al considerar que su entrenador debería haber detenido una deshonrosa actitud desde el banquillo. Hasta dejó que el portero anotase 2 goles.

Las goleadas en las categorías inferiores son habituales, pero hasta un límite. Es habitual ver a un técnico ordenar a sus futbolistas, cuando el marcador ya es muy abultado, que retrasen las líneas y dejen de presionar en el campo contrario.