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Pedro Martínez, un líder de los pies a la cabeza

La charla me confirmó las expectativas sobre Pedro Martínez: una inteligencia sutil

Pedro Martínez, un líder de los pies a la cabeza

La defensa depende de la voluntad, del deseo; el ataque depende del talento, afirmó Pedro Martínez, y la frase quedó flotando durante meses en mi cabeza. La recordé ayer, cuando el Valencia Basket defendió como poseído ante el Real Madrid, con una fe fanática en el técnico barcelonés. En ataque se desbordó el atrevimiento de Joan Sastre, la libertad de Sato (el único sin ningún miedo) y la creatividad de Guillem Vives.

Difícil escoger al mejor del partido: todos se sintieron importantes en la heroicidad de batir tres veces seguidas al Real Madrid. Todos venían de haber perdido dos finales y una de ellas, dolorísima, cuando estaba ya ganada en la Eurocup ante el Unicaja. «Lo más difícil del baloncesto, donde más margen de crecimiento hay es en la gestión de la plantilla», expuso Martínez, muchos antes de recoger los añicos de las derrotas, reconstruir el equipo y lograr llegar a la tercerca final del curso agazapado para comérsela a bocados. El grupo,tan vapuleado por las adversidades, emergió como un gigante. La fuerza del perdedor.

Conocí a Pedro Martínez en una larga charla en verano pasado, sentados en las gradas de La Fonteta. Me había dado algunas pistas sobre su personalidad el periodista Fran Guaita, notable rastreador de los secretos de la canasta. La conversación me confirmó todas las previsiones sobre el técnico barcelonés: una inteligencia sutil y un relato lleno de matices.

Yo, sin embargo, estaba en esos instantes peleado con mi teléfono móvil y la grabadora explotó justo al terminar ese diálogo. Había perdido sus palabras y me dio apuro pedirle repetir la entrevista después de haberle robado casi una hora de su tiempo. Confié en mi memoria (no me quedaba otra), pero perdí la mayoría de los detalles. Lección: a las personas clarividentes hay que escucharlas, no interpretarlas. Me quedé aun así con un puñado de certezas: a los 55 años (27 de ellos de entrenador de baloncesto), Pedro Martínez ha aprendido a relativizar las victorias y las derrotas, el éxito y el fracaso, esos dos impostores; en segundo lugar, el técnico barcelonés tiene buen gusto en literatura (David Trueba) y en sus referentes en el banquillo (Gregg Popovic). Por último, se declaró una persona de centro izquierdas, preocupado por las desigualdades sociales y muy consciente de su posición de privilegio desde el puesto de entrenador de élite. Ayer se convirtió en el entrenador más relevante en los 30 años del Valencia Basket.

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