El CAU Valencia ha decidido hacerle un placaje a la marginación social. El club valenciano, en colaboración con el Centro de Día Don Bosco (Fundación iniciativa solidaria Ángel Tomás), ha puesto en marcha un proyecto de rugby inclusivo para niños de entre 6 y 12 años con alto riesgo de exclusión.
Los Centros de Día, como el que dirige Monti Garrido en València, realizan una labor plausible con el objetivo de la plena inserción social de niños y adolescentes. Además del apoyo socioeducativo y familiar, han encontrado en un deporte como el rugby el mejor modo de transmitir unos valores como el respeto, la disciplina, el trabajo el compañerismo y la humildad. El deporte del balón oval es un deporte de equipo que ejemplifica lo que sería la sociedad ideal. Desarrolla el espíritu de solidaridad y de ayuda mutua, así como el respeto del adversario. En este sentido, es ideal para niños y niñas.
La idea del rugby inclusivo surgió del director deportivo del CAU Valencia, Toni Gimeno, quien explicaba que «Queríamos hacer algo por la inclusión. Lo queríamos hacer por nosotros mismos, no por darnos publicidad ni nada por estilo, sino porque es algo en lo que creemos. Es una labor de inserción social a través del deporte. Tenemos afán de colaborar con la sociedad, de crecer, y que los chavales se fueran incorporando a nuestros equipos. No queremos hacer grupos separados ni nada por el estilo, sino que estemos juntos y crecer día a día».
Gimeno confió en la experiencia de Juan Carlos Peña, 28 años entrenando con niños, para poner en marcha este proyecto con los chavales del Centro de Día Don Bosco en riesgo de exclusión. La idea era establecer un importante modelo de inclusión social a través del deporte. Y ningún otro deporte mejor que el rugby, auténtica escuela de valores, para lograrlo.
«El CAU les brinda la enseñanza de los valores del rugby en clases teóricas y prácticas. Los entrenadores están preparados para ello. Los explicamos lo que es el rugby con la disciplina como punto de partida», comentaba Juan Carlos Peña.
«Todo aquel que haya jugado al rugby sabe que este deporte es compañerismo con los tuyos y respeto con el rival. Por eso en estas edades tempranas, en las que la inclusión social cuanto más pequeños más impacta, resulta realmente importante», añadía el entrenador.
«Estamos trabajando con niños en peligro de marginación social , contando con el Centro de Día Don Bosco, y tratamos de evitar que estos chicos que en algunos casos vienen de familias desavenidas, decidan caer en la droga, el alcohol o cualquier otra cosa y que practiquen deporte. Nosotros les ayudamos a integrarse primero al rugby y luego a la sociedad. Nosotros nos preocupamos también por la vida de los niños dentro y fuera del deporte. Esto último nos lo tomamos también como una obligación», explicó Juan Carlos Peña.
La experiencia del rugby inclusivo social, del que en València apenas hay camino recorrido, está dando buenos resultados. Y satisfacciones. Este año, dos de los niños que comenzaron a formar parte de este proyecto ya han tenido la oportunidad de jugar en el equipo Sub 12 rojinegro. «No es fácil entusiasmar a un niño en un deporte que no sea el fútbol. Es complicado. Por eso la satisfacción y la alegría es doble cuando ves que hay una respuesta en el rugby», comentaba el técnico del CAU València.
«Trabajamos con niños de 6 años, y hay que saber muy bien como dirigirte a ellos, utilizar el vocabulario adecuado etcétera.... La idea es que vayan haciendo juego con una pelota que no es redonda sino ovalada, que se desplacen, y quitarles el miedo a golpearse y a caer al suelo. El primer miedo de los niños es a caerse. Pero con una buena enseñanza todo se aprende», concluyó.
