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La partida de la paz en Colombia

El Mundial de pelota a mano de Colombia estudia la posibilidad de organizar una partida de exhibición que enfrentaría a una selección de las FARC contra un combinado internacional

El gobernador de Nariño, Camilo Ernesto Romero, considerado hoy como una de las figuras emergentes de la nueva Colombia, recibe a los dirigentes de la CIJB, un día después de que esta misma delegación encabezada por José Luis López, presidente honorífico y patrono de la Fundación que lleva su nombre, visitara el campamento donde residen los guerrilleros de la zona de Tumaco, en un «proceso de integración a la vida civil, que no de desmovilización», como dicen ellos mismos. El gobernador conoce de primera mano el proceso organizativo del Mundial para el que ya ha reservado una partida presupuestaria. Pero no conoce la propuesta que minutos después le pondrá encima de la mesa José Luis López. Y que fue pactada un día antes, lejos de allí, en plena selva del Pacífico, a cien kilómetros de Tumaco, el puerto por el que salen ilegalmente toneladas de cocaína elaborada.

Han sido varios meses de intensas gestiones para poder acceder a esta zona «de reserva» donde los exguerrilleros, con sus familias, esperan que el gobierno cumpla con los acuerdos de paz. Ningún medio informativo ha podido acceder a este campamento. Lo ha podido hacer Levante-EMV, tras mediar con dirigentes de la Liga Nariñense de Chaza.

Los comandantes que rigen el campamento han recibido el visto bueno del alto mando de la organización para esta visita. Juan Carlos Ospina y Jorge Casasnuevas, «Felipe», son los principales anfitriones. Hablan de sus problemas y también de sus sueños. Historias dramáticas, durísimas, sufridas en primera persona y en la de sus seres más queridos. «La guerra es algo que nadie desea. Las palabras deberían ser suficientes para que tanta injusticia y tanta pobreza pudieran resolverse, pero el imperio capitalista no quiere la paz justa», afirman. «Nunca renunciaremos a nuestros ideales», advierten.

Y es allí, al calor de los fuertes aromas de la sopa guerrillera preparada para los visitantes, cuando surge la propuesta de la Fundación José Luis López: «Haremos una partida de exhibición de Chazas entre una selección de las FARC y un combinado mundial durante el Mundial. Y el equipo de las FARC desfilará junto a la selección colombiana en la ceremonia inaugural. ¿Qué os parece?».

La propuesta es acogida con entusiasmo por todos. Se percibe un deseo profundo de los guerrilleros por «normalizarse», por olvidar años y años de lucha en plena selva, huidos, perseguidos, amados y odiados. Agradecen el gesto de manera emocionada.

Una escuela para la paz

El encuentro acaba con el compromiso de la Fundación José Luis López de apoyar el proceso de transición a la paz con la construcción de una escuela para los más pequeños. La mayoría de ellos sólo conocen el manejo de armas de fuego. Casi ninguno sabe leer y escribir. Ciento cincuenta millones de pesos colombianos harán posible ese comienzo a un nuevo futuro.

Un día después el gobernador queda impactado de la historia que escucha por parte de los dirigentes de la CIJB. Se suma con entusiasmo a la idea. No puede ser de otra forma quien fue bautizado con los nombres de Camilo y de Ernesto, dos iconos de la lucha latinoamericana por la revolución. En la reunión hay una delegada funcionaria de Coldeportes, el ministerio que rige el deporte colombiano.

No está autorizada para apoyar la idea pero en el ambiente hay unanimidad en considerar que sería una imagen muy positiva en el proceso de paz de la nueva Colombia.

Veinticinco países del mundo que estarán y un deseo conjunto de reconciliación.

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