Jugar una final se ha convertido en una agradable costumbre para el Valencia Basket. Los de Txus Vidorreta derrotaron con justicia al Unicaja y se medirán hoy al Gran Canaria en la cuarta final de este 2017. Casi nada. Los «taronja», pese a las dificultades físicas y la ausencia de jugadores a inicios de este semana, volvió a exhibir ese gen competitivo ya implícito en el eslogan del club. Esfuerzo al máximo y por supuesto acierto con talento. Diot fue la nota agradable desde el inicio. Pese a estar descartado en la previa, el francés viajó con la expedición y tras probarse recibió el alta. No defraudó. Aunque una vez más el triunfo se cimentó en lo colectivo el choque dejó una primera parte para enmarcar de Green. El norteamericano huele a sensación en la liga. Con liderazgo y desparpajo, el escolta incorporado este verano dejó muestras de lo que puede demostrar en la Fonteta. Pleiss también dejó muestras muy positivas en la pintura, hechos diferenciales que hasta ahora no se tenían. A ellos se unió el bloque del equipo que ganó la liga. Vives, Dubljevic, Sastre, Thomas o San Emeterio otorgaron el saber estar y el aplomo de un equipo insaciable y que ha empezado la temporada como la acabó. Los ánimos de la afición canaria al Unicaja enfatizaron que el Valencia Basket es el rival a batir y ya no es ese club simpático que todos veían como la eterna alternativa. El conjunto valenciano ya es un equipo grande con todas las letras. Toca mantenerlo.

Primera parte espectacular

El Valencia Basket arrancó el partido como un ciclón. Con una defensa agresiva y con mucha velocidad en ataque, el conjunto de Vidorreta desplegó un baloncesto tan efectivo como atractivo que obligó al técnico del Unicaja a parar el partido mediado el primer ciarto (24-14). Aunque todo el quinteto había anotado, la sensación en la cancha la protagonizó Green, quien mostró sus innumerables recursos para anotar desde todos los sitios, ganando claramente el aspecto anímico a su marcador Nedovic. El empujón «taronja» logró su techo tras una canasta de Dubljevic al inicio del segundo cuarto (35-18). El montenegrino se entendió a las maravillas con un Thomas que ha comenzado la temporada al nivel tan alto con el que acabó la pasada. Los triples de Salin y un ritmo de juego más lento mitigaron la ventaja de los de Vidorreta pese a controlar totalmente el ritmo del choque (41-33). Los rebotes ofensivos de Thomas, la aparición del intangible San Emeterio y el liderazgo de Green permitieron al Valencia Basket irse al vestuario con una ventaja muy clara (50-36).

Mejoró el Unicaja tras el descanso. Augustine y Brooks buscaron las cosquillas a la defensa valenciana en la pintura y el marcador pasó de un 52-39 al 54-52 en apenas cinco minutos. Se abría un nuevo choque donde el conjunto de Plaza convergía en inercia positiva mientras que los valencianos se vieron azotados por las dudas. Un entonado Nedovic anotó un triple en la bocina del tercer cuarto que dejaba todo en el aire (66-63) de cara al desenlace.

San Emeterio lidera al final

La defensa «taronja» dejó seco al Unicaja durante cinco minutos, aunque un arreón de los andaluces igualó el partido por primera vez tras una acción de Brooks (75-75). Era el momento de la cabeza fría y San Emeterio asumió el papel. El cántabro tomó las riendas y se vio ayudado por el aguijón triplista de Doornekamp (81-75) que mató el choque. Nueva final y un título que está más cerca.