El autobús de Movistar, donde se gestiona la producción y la emisión del canal MotoGP, es un planeta aparte en el universo del paddock. Un camarote de los hermanos Marx en versión razonada, porque allí cada uno sabe bien lo que hace y como lo hace. Un aparente caos que en realidad es todo lo contrario: una máquina donde miles de piezas engrasadas funcionan con una precisión asombrosa, en perfecta armonía, por mucho que, de verdad, a uno le pueda parecer que allí hay mucho ruido y mucha gente. Es la esencia del dinamismo de la televisión, pero multiplicada por muchos factores: la exigencia del directo perpetuo, la coordinación de cientos de cámaras, de periodistas... Lo dicen los expertos: no hay ningún canal en el mundo de 24 horas, dedicado a un deporte, que ofrezca un producto de tanta calidad. Hay periodistas deportivos especializados en el Mundial de motos que han dejado de viajar, porque Movistar MotoGP es como una puerta a la teletransportación al circuito en cuestión.

Los canales de fútbol más potentes llega a emitir, en las repeticiones a cámara lenta, 250 imágenes por segundo. El canal MotoGP de Movistar alcanza las 2.500. No es un dato cualquiera. Es un reflejo de las excelencias que ofrece la gran ventana del deporte de las 2 ruedas en España, donde Movistar tiene los derechos del Mundial en exclusiva. Aún hay quien se lamenta de que el campeonato más relevante del mundo de motos se emita en cerrado, previo pago. Hallará la respuesta a su pregunta si escruta números y se detiene a observar la calidad de la producción de un canal dedicado, 24 horas, al Mundial. Movistar MotoGP es, posiblemente, el mejor del planeta en la retransmisión de un deporte que precisa de millones de recursos técnicos para mostrarse en la pantalla con esa plasticidad, capaz de cubrir el 100 por 100 del recorrido y evitar la posibilidad de «comerse» cualquier incidencia sobre la pista. Tal es su obsesión por la perfección, que tuvo que colocar una cámara en una curva del circuito austriaco (Red Bull) dónde nunca antes se había producido un adelantamiento. Hasta que llegó Marc Márquez y lo hizo.

El número de piezas del puzzle explica, por lo bien que quedan ajustadas, de qué estamos hablando: 40 redactores y productores y 140 cámaras, a los que hay que sumar los 140 (informáticos, periodistas, grafistas, etc.) que trabajan en la trastienda de Dorna, la empresa dueña del Mundial que envía la señal a sus canales clientes. Movistar MotoGP, Sky (Italia) y BT (Gran Bretaña) son las únicas tres que enriquecen esas imágenes que les llegan en bruto para ofrecer un producto delicatessen para el aficionado a las motos: una realización majestuosa de las carreras -con 4 cámaras giroscópicas, de 70 gramos cada una, en cada moto- entrevistas a pie de pista, tertulias o gráficos en directo. Todo va improvisado, pero de forma armoniosa.

La tecnología, por supuesto, es tá más cerca de la ciencia ficción. El canal de Movistar combina los sistemas 4K y HDR. Por todo, los canales americanos solicitan sus servicios, porque ni siquiera en Estados Unidos hay ninguna plataforma preparada, tecnológicamente, para emitir una carrera de motos con tanta calidad.