El Atlético de Madrid ganó 0-1 al Real Betis y logró un récord de un año invicto fuera que le sirve para seguir firme en su persecución al líder, tras un partido discreto y muy práctico en el que aprovechó un solitario gol de Saúl Ñíguez, a la media hora de juego, para superar a un rival muy mejorado.

El choque, una cita de estilos contrapuestos, empezó con intensidad, con los béticos motivados y bien ordenados en el campo, muy metidos en la pelea sabedores del fútbol intenso y vertical del Atlético, frente al gusto de los pupilos de Quique Setién por el toque y la posesión del balón para hacer daño a su rival. Los rojiblancos nunca perdieron el sitio y mantuvieron la calma para aguantar los intentos ofensivos del Betis, que, más serio y sólido que otras veces, buscó pronto el gol, en una contra a los 3 minutos, pero Oblak detuvo el remate del argelino Boudebouz.

Sin embargo, tras nuevos avisos por medio de varios centros desde la derecha de Barragán o una falta lanzada por Joaquín en el ecuador de esta mitad que no encontraron rematador, el Atlético sí tuvo más tino y se adelantó a la hora de juego en su primera ocasión clara. Saúl Ñíguez, a falta de Griezmann, fue el artillero al remachar un buen centro pasado desde la derecha del croata Sime Vrsaljko para poner en ventaja a su equipo.

En la reanudación, el Atlético controló bien de inicio las intentonas de los sevillanos, que poco a poco se fueron haciendo con las riendas del choque y, tras un remate malo y muy desviado de Sergio León en una acción de un activo Cristian Tello, estuvo muy cerca de empatar al filo de la hora de juego.

Fue un derechazo de Tello, tras un defectuoso despeje de cabeza de Thomas, al que respondió Oblak con un paradón magistral y a mano cambiada, en la más clara opción del Betis que, por perseverancia y ganas, estaba haciéndose merecedor de otro resultado.