El Valencia Basket se quitó ayer un enorme peso de su mochila. La racha de derrotas en Euroliga era agobiante que casi ahogaba y por fin, diez partidos después, volvió a ganar. El conjunto de Vidorreta rememoró hazañas anteriores derrochando en grado máximo el mensaje del esfuerzo que lleva serigrafiado en su camiseta. Con un plantel en cuadro y con tan solo nueve jugadores en la rotación, el equipo «taronja» tiró de oficio, garra y paciencia para imponerse a uno de los mágnates del baloncesto europeo.

El duelo, además, fue una dura prueba mental para un bloque de no se descompuso ante una muy mala actuación arbitral. El tridente conformado por Lamonica, Rocha y Romano trató de manera constante de castigar al Valencia Basket. El peso del Panathinaikos en la Euroliga es evidente, pero administrar este criterio merece un toque de atención para no desvirtuar a un campeonato que no debe caer en los errores de las ligas domésticas, en las que el club grande se come al pequeño en todos los sentidos.

Pese a tener la clasificación muy compleja, este triunfo debe estimular al grupo a nivel anímico para lo que todavía tiene por delante. Las caras serias, tristes o impotentes de hace una semana en el vestuario se dieron ayer un respiro para darle la oportunidad a las sonrisas y al alborozo.

El Valencia Basket lo puso todo

Con todas las circunstancias en contra, el Valencia Basket salió desconectado tras el salto inicial y pronto Txus Vidorreta llamó a filas a sus jugadores con un tiempo muerto (0-7). Reaccionaron los valencianos con un trabajo colectivo que trataba de subsanar la numerosas ausencias, aunque el conjunto griego, con un gran Lojeski, llevaba al manija al acabar el primer cuarto (12-17).

No mejoraron las cosas con el arranque del segundo del período, ya que con una superioridad en la pintura total de Vougioukas sobre Dubljevic, el Panathinaikos conseguía su mayor renta (12-23). Pese a los numerosos errores en el pase, que supusieron muchas pérdidas de balón, las acciones de individuales de Pleiss, por dentro, y Gree,n en el perímetro, mantuvieron a los «taronja» en el choque para poder llegar con el marcador equilibrado al final de la primera parte de manera muy meritoria (32-32). Una acción de Pleiss tras el descanso dejó al Valencia Basket por delante en una muestra de que no se iba a dar ni mucho menos por rendido.

Los griegos dieron un estirón que parecía definitivo (36-46) pero el conjunto «taronja» aguantó. Con todo igualado en el último período el sacrificio, la honestidad y una Fonteta, que de los pitidos iniciales se entregó a su equipo, impidieron al Panathinaikos jugar bien sus armas. Green ajustició en una de sus noches predilectas. La Fonteta ha vuelto.