Cerca de 20.000 corredores colorearon ayer la ronda interior de la ciudad de València. La San Silvestre de la ciudad, la carrera más festiva del año, sirvió para despedir 2017 y dar la bienvenida a 2018 a los participantes, que lucieron todo tipo de disfraces y atuendos en una noche especial. Muchos, por cierto, en manga corta. Pocos años, la San Silvestra ha sido tan «calurosa».

La carrera, de 5.300 metros, fue ganada por el marroquí Jaouad Tougane y la francesa Liv Westphal, los primeros en cubrir el recorrido de 5.300 metros por el centro de la urbe. La salida se dio en los cruces de las calles Xàtiva y Bailén, mientras que la meta estuvo colocada, como siempre, en la Plaza del Ayuntamiento.

Tougane ganó con un crono de 14:34 por delante de Hassan Ahouchar (14:45) y de Ismael Quiñones (14:49), mientras que en categoría femenina, la victoria de Westphal llegó con un tiempo de 16:21, seguida por Laura Méndez (17:02) y Kanboucia Soud (17:22).

Los participantes, muchos de ellos integrados en grupos de amigos y familiares y mayoritariamente disfrazados con motivos navideños. Los colores rojo y blanco de Papá Noel, como es costumbre, fueron lo fueron, como es costumbre, los más habituales.

La San Silvestre de Valéncia cumplió ayer su edición número 33, que se dice pronto. Es es una de las más antiguas de España. Nació en de octubre de 1984. Entonces, no más de 1.500 atletas tomaron parte en ella.