El Barcelona Lassa, que llegó a la Copa del Rey de Las Palmas de Gran Canaria inmerso en mil dudas y con cambio de entrenador solo una semana antes, conquistó el torneo después de vencer en la final a un Real Madrid (90-92) que en la última jugada pudo llevar el choque a la prórroga, pero Rudy Fernández no estuvo acertado tras cazar un rebote en ataque. [Así ha sido el partido].

Los azulgranas rompieron una racha de cuatro títulos consecutivos de los blancos, que querían igualar al histórico conjunto que dirigía en los setenta el alicantino Pedro Ferrándiz. Pero un título como el copero se empieza a jugar desde los cuartos. No son solo los 40 minutos finales. Todo lo realizado con anterioridad también cuenta, así como el desgaste de cada plantel. Y los catalanes habían ido acumulando en los partidos previos esa confianza que le faltó a su rival, que no saborea un éxito desde la Copa de hace un año en Vitoria.

Con Thomas Heurtel, elegido mejor jugador, como un fiable director de orquesta alrededor del que todos y cada uno de los jugadores que pasaron por la pista afinaron, el Barça ganó aunque lo hizo sufriendo pese a dominar el choque por trece puntos a dos minutos del final. El arreón final del Madrid gracias a los triples de Thompkins pudo cambiar el signo del choque en el último suspiro, pero el abrumador dominio en el rebote de los azulgranas acabó siendo determinante, con 24 para los blancos y 39 para su rival.

Los blancos fueron los primeros en entrar en calor en esta final. Tras un un duro intercambio de golpes, donde Tomic aparecía como el único azulgrana capaz de meter en problemas a la defensa madridista, la entrada de Rudy Fernández abrió una brecha en el tanteo (21-13, min. 8) que obligó a Pesic a tratar de reordenar las ideas de los suyos. En la siguiente acción llegó una jugada que fue un punto de inflexión. Rudy se fue solo hacia la canasta rival y Hanga le colocó un tapón.

Fue un soplo de vitalidad para un adormilado hasta ese momento conjunto catalán, aunque el primer cuarto se cerró con seis puntos de renta para los blancos (21-15), que pese a ir por delante en el marcador, dejaron claro que algo no funcionaba, ya que solo Doncic había sido capaz de ver aro con regularidad.

Peso esa inercia adquirida en el increíble salto de Hanga dio alas al Barcelona, que creció en defensa, donde se agigantó. Un 0-5 de salida puso un nuo en la garganta a los madridistas, que iniciaron un alarmante declive. Primero Hanga igualó el choque (26-26, min. 15) y los alarmantes problemas en el rebote llevaron a Pablo Laso a dar entrada en la pista a Gustavo Ayón, quien reapareció tras tres meses y medio de baja sustituyendo a Felipe Reyes, que con dos faltas se fue al banquillo.

Pero el mexicano no logró frenar a Tomic, quien rompió la zona para irse al descanso con 12 puntos. Un triple de Ribas dio la primera ventaja considerable a los azulgranas (27-35, min. 18). Pero aún quedaba más, porque tras volver a poner Thompkins a los blancos a un solo punto (34-35), un parcial de 0-5 llevó el partido al descanso con un 34-40 en el marcador.

Tercer cuarto demoledor del Barcelona

Lo mejor para los azulgranas aún estaba por llegar. El parcial creció hasta el 0-16 (35-51) tras un dos más uno de Pierre Oriola. El dominio en el rebote se había convertido en casi abrumador de los hombres de Pesic. Cualquier jugador del Barcelona era capaz de producir puntos. Desde cualquier legar llegaban las amenazas para los madridistas, incapaces de frenar el ciclón.

Ribas, Hanga, Sanders, Claver y Heurtel martilleaban la ya frágil moral blanca, donde solo los arreones de Campazzo y Rudy le mantenían de pie. En cualquier caso, la ventaja fue creciendo hasta alcanzar los 18 puntos (40-58, min. 26). El banquillo madridista no encontró la solución a sus males. Demasiados vías de escape (18 rebotes en los blancos por 31 en los azulgranas) tenía su juego, inconsistente en defensa, viéndose abocado a la épica con diez minutos aún por jugar (52-67).

El Madrid rozó la remontada en la última posesión

Tiró de Jayce Carroll, quien no había entado en escena hasta bien avanzado el segundo cuarto, para buscar una remontada que se entojaba imposible. Tres triples del estadounidense en apenas cuatro minutos dieron a los madridistas una última esperanza (67-76, min. 34). Pero Pesic no estaba para concesiones. Paró el encuentro con un tiempo muerto y Hanga, que antes había anotado un triple desde ocho metros, volvió a dar alas a los suyos (67-80). Pero aún no había dicho su última palabra los hombres de Pablo Laso.

Con el 70-83 a dos minutos del final parecía todo visto para sentencia, pero Thompkins emergió casi de la nada y un triple a 25 segundos del final dio otra dimensión a la recta final (87-90). Ribas no falló tras cometer la quinta falta Campazzo (87-92) pero el alero estadounidense de los blancos no estaba dispuesto aún a enfilar los vestuarios con la cabeza agachada. Otro tiple a 11 segundos del final (90-92) daba otra oportunidad a los blancos, sobre todo tras fallar posteriormente Pierre Oriola dos tiros libres. En el último ataque Causseur tuvo la bola para poner por delante a los suyos y Rudy Fernández, tras cazar el rebote, se encontró con Claver, escupiendo el aro su balón. Antes, el primer palmeo de Taylor tampoco entró, aunque el Madrid reclamó falta del ala-pívot español.