«Vida desordenada» y «entorno complicado» son algunas de las expresiones que se emplean para explicar la conducta de Rubén Semedo fuera del terreno de juego. En su trayectoria destaca el año que pasó en el Reus, en Segunda B. Sergi Parés, director deportivo del club catalán, explicó este verano en Levante-EMV el motivo de aquella cesión. «Venía de un entorno complicado y estar aquí le vino muy bien. Por circunstancias de la vida tenía un carácter muy fuerte, pero en el fondo es noble», dijo. Tras ese año, Semedo parecía haber enderezado una carrera que se ha ido al traste con estrépito.

En los últimos días del mercado estival de 2014, al Reus Deportiu le ofrecieron a préstamo al futbolista. Parés tardó poco en aceptar la cesión del joven y prometedor defensor, que aprovechó esa campaña para cumplir con los objetivos que le había marcado el Sporting de Lisboa: pulir sus grandes condiciones físicas y técnicas, aprender conceptos tácticos y, sobre todo, suavizar su «fuerte carácter».

Cambio de hábitos

En la tranquilidad de Reus, Semedo «adquirió hábitos de futbolista». A Jorge Giménez, trotamundos de la categoría y compañero suyo aquel año, le «extrañó» que estuviera en Segunda B, «porque tenía unas condiciones extraordinarias». Parés vio «enseguida, con un par de vídeos, que era un jugador espectacular. Era un chico con un gran potencial, de un alto nivel técnico, con personalidad para sacar el balón, y muy poderoso en el juego aéreo». Pronto vio también Parés que el ofrecimiento conllevaba «un riesgo», porque Semedo abandonaba Portugal para cambiar de aires en lo personal. Parecía que lo había conseguido. «Somos un club familiar con una rutina muy tranquila, sin presión. Aquí maduró mucho, dentro y fuera del campo. Se ordenó. Apreciamos un cambio muy grande en el segundo semestre. Los empleados guardan muy buen recuerdo suyo, era un chico que se hacía querer». De vuelta a Lisboa tocó la élite y ahora la ha vuelto a perder.