Hay quien dice que nuestra vida está escrita por el destino, que ese futuro que algún día será presente ya está marcado. En cambio, otros opinan que dicho destino lo construye uno mismo, que la vida nos va poniendo pruebas y retos para probarnos como personas. No sabría en cuál de los dos grupos clasificarme pero sí soy de la filosofía que «todo pasa por algo».

Exactamente hace dos años, finales de febrero de 2016, sufría frente al FC Barcelona la lesión más grave que podía imaginar. No contenta con romperme el cruzado y menisco, también me llevé por delante el cartílago. El chasquido que noté al apoyar la pierna me hizo pensar que no iba a quedar en un simple mal gesto.

Tras la cirugía y unos meses de rehabilitación, el doctor me dijo que me fuese haciendo a la idea de olvidarme del fútbol. Eso me hizo más fuerte. Como cada día que acudía a consulta, lo hacía con una sonrisa de oreja a oreja. Estoy convencida de que ese positivismo tuvo parte de culpa en que superara una lesión que ha sido capaz de retirar antes de hora a más de un deportista.

¿Destino? ¿Casualidad? Justo dos años más tarde, cuando mi nueva rodilla estaba celebrando su segundo aniversario, he superado un récord, marcar el gol más rápido del fútbol español. Lo ostentaba Joseba Llorente desde 2008 al hacerlo a los 7,2 segundos. Yo lo hice en menos de 5. Aun no me lo creo, no soy consciente de lo conseguido. Jamás habría imaginado que tuviese tanta repercusión.

Mi móvil no ha dejado de echar humo toda la semana. Pero si algo me hace sentir tremendamente feliz es que mis compañeras, cuerpo técnico y club hayan sido portada de algunos periódicos, aparecido en algunos telediarios y se haya hablado de ellos/as más que de Cristiano Ronaldo o Lionel Messi.

Quiero hacer especial mención a Santos, nuestro entrenador de porteras y a la vez el que se encarga de grabar los partidos. Si él no se hubiese subido a lo alto de aquella montaña, todo habría pasado desapercibido. A las personas que intentan a diario que nos encontremos en la mejor forma física posible, Miguel (preparador físico) y a Sara (fisioterapeuta), a los cuales no les dio tiempo a prepararse.

A Mario y a María, siempre mirando por el bien del equipo para que no nos falte de nada. A Antonio, el entrenador y principal artífice de llevar este equipo a su máximo. Prometo que os hablaré de él en otro artículo. Sus más de 14 años en Primera División dan para mucho. Y a mis compañeras, porque hacen que desde el 2 de agosto estemos viviendo un sueño. No me olvido de las personas que no pudieron estar en el partido, pero que son igual de importantes.

¿Y por qué me alegro más el resto que por mí? Porque si cualquiera de esas piezas faltara, no se podría completar este perfecto puzle.