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El deporte valenciano que convivió con el drama de la Guerra Civil

El historiadorJosep Bosch publica «L´esport valencià durant la Guerra Civil», un libro que rescata del olvido las historias más reveladoras del deporte que convivió con el conflicto bélico. Hazañas y tragedias sepultadas por las balas

El deporte valenciano que convivió con el drama de la Guerra Civil

Josep Andreu Bosch Valero (Moncada, 1969), historiador y profesor en la Universidad Católica de València, ha viajado al pasado para rescatar de entre las bombas las grandes historias del deporte valenciano en la Guerra Civil (1936-1939). En L´esport valencià durant la guerra civil (Alfons el Magnànim, 2017), Bosch desempolva la actividad deportiva de una época convulsa.

«Más allá de la competición, el deporte se usaba para recaudar fondos y para fines propagandísticos. Se utilizó para darle normalidad al día a día durante el primer año y medio de la guerra, cuando aun no había llegado a València. Pero en los años 30, todo está muy marcado por la política».

«Hay fútbol hasta mediados de 1938, puesto que, conforme la guerra se acerca a València, concentrar a miles de personas en un mismo sitio era muy arriesgado por los bombardeos. El fútbol, en ese momento ya es el deporte rey, aunque la pilota tenía mucho tirón», explica el autor, que remarca la importancia de las sensibilidades políticas en aquel momento.

«En la foto del ascenso del Valencia en 1931 están juntos Molina, que era falangista y que murió en la Segunda Guerra Mundial con la División Azul en Rusia, y Tonín Conde, que fue represaliado después de la guerra por ser republicano. Durante la guerra estaba Cirilo Amorós, capitán del Valencia y falangista, mientras el presidente del club era Rodríguez Tortajada, del partido valenciano nacionalista», relata el autor.

«Hay historias como la de Arater, jugador del Levante, que muere en la batalla del Ebro. Muchos futbolistas van al frente y algunos, cuando tienen permiso, vuelven para jugar. Es de película de Berlanga. Los había que mandaban cartas a los aficionados», explica.

En 1937, el Levante ganó la Copa de la República, pero Bosch no se atreve a elucubrar qué hubiese pasado con el club si no hubiese llegado el conflicto. «El actual Levante UD es la fusión de dos equipos, el Levante FC y el Gimnástico, que estaban en Segunda. Igual sin la guerra esos clubes no se hubiese juntado», destaca.

«No obstante, se da una paradoja. Mientras en la mayoría de deportes hay una gran pérdida de practicantes y de material después de la guerra, el Valencia emerge como el equipo más potente de España. Gana tres ligas, dos copas, llega a tres finales...», apunta Bosch, que incide en que la guerra truncó la trayectoria vital de Rodríguez Tortajada, el entonces presidente valencianista. «Tenía proyectos para ampliar el estadio, crear nuevas secciones deportivas... Hubiese sido una persona muy importante en la historia del Valencia», asevera.

Por otro lado, una de las consecuencias de la guerra es el final de las secciones deportivas que tenían la mayoría de clubes de fútbol. « A finales de los 50, después de 20 años en los que no hay más deporte que fútbol en España, el franquismo recomienda a los clubes recuperar las secciones», resalta Bosch, quien recuerda que la sección valenciana de hockey fue la primera campeona de España.

«Pilota hay prácticamente todos los días. Pilota valenciana, pero también vasca, porque estaba el Jai-Alai. La actividad de la pilota continúa, probablemente, porque desde el aire era complicado detectar el trinquet para los bombardeos y, además, no se concentraba tanta gente como en el fútbol. Es curioso que el mismo día que entran las tropas franquistas en València, había programada una partida de pilota en Pelayo», advierte Bosch.

«He encontrado referencias de partidas de pilota en el trinquet y en frontones, pero hay muy pocas de pilota en la calle. Se jugaba, pero no se anunciaba», añade.

«Después de la guerra, la pilota tenía su dinámica propia. El franquismo coloca al frente de la federación, entonces de pelota vasca, a Enrique Molina, jugador del Valencia. Pero como la pilota no tiene un componente competitivo, sino que sólo es el día a día, en el que se arreglan los trinqueters y los jugadores, el franquismo no afecta tanto. Eso sí, en los años 40 y 50 ya es un deporte de trinquet», concluye el historiador.

Durante los años 30, València era una potencia pugilística mundial. «El valenciano Sangchili fue el primer campeón del mundo español y Martínez «El Tigre» de Alfara fue campeón de Europa. Estos dos boxeadores no acaban la guerra en España, porque aprovechan sus viajes para irse fuera. Martínez de Alfara, por ejemplo, se marchó a Argentina. Estaba muy significado políticamente, formaba parte del comité que sustituyó al ayuntamiento de Alfara y participaba en combates benéficos.», afirma el profesor, quien subraya que, por aquellos años, la plaza de toros de València albergaba grandes veladas de boxeo con centenares de espectadores.

En cuanto al atletismo, el periodo bélico viene marcado por un nombre, el de José Lacomba, el mejor atleta valenciano de todos los tiempos, según Bosch. «Lacomba fue campeón de España en la República. Participó en la Olimpiada obrera que se celebraron en Anvers en 1937, donde le mandó el gobierno de la República con una motivación propagandística. Lacomba estaba muy significado políticamente. Era de izquierdas, periodista, deportista? Además, hacía mucha pedagogía del deporte. En muchos artículos suyos explica cómo se practica deporte, cómo mejorar la técnica y la táctica, e incluso enseña deportes como el béisbol. Se exilió a Argentina y regresó en democracia. Pero sus récords, como todos los deportistas de la época, fueron anulados por el franquismo», sentencia el escritor.

Por otro lado, el atletismo acogió los inicios del deporte femenino. «El impulso femenino empieza en la República. Es una de las reivindicaciones de organizaciones femeninas de izquierdas. Había entrenamientos de atletismo para chicas en Mestalla y campamentos de verano en la Malva-rosa. Pero hasta 1966 no hay campeonatos de España femeninos», finaliza.

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