Irene Garí (Oliva, 1994) representa la felicidad del Valencia Basket Femenino, ascendido el pasado domingo a la Liga Dia, la máxima categoría del baloncesto nacional. «Hemos llegado para quedarnos. Juan Roig quiere un equipo en la élite, como el masculino, para que sea el reflejo de la cantera de niñas de L´Alqueria», explica la alero del conjunto «taronja» con una sonrisa en la cara y los ojos brillantes aún por el logro conseguido. Irene se formó en el Ros Casares y es valenciana, por lo que el ascenso del Valencia Basket tiene un significado especial para ella. El club de La Fonteta, no lo olvidemos, rescató a la cantera del Ros Casares, desaparecida en 2012.
«Para mí es muy especial, porque empecé en el Ros Casares en etapa infantil, donde coincidimos 5 canteranas que ahora hemos conseguido este ascenso», explica Garí.
Pese a sólo tener 23 años, Irene Garí lleva la mochila cargada de experiencia. Se marchó con 14 años a la Blume de Barcelona y después se fue becada a Estados Unidos. Jugó 3 años en la universidad Texas y uno en Atlanta, antes de dar el salto el año pasado a la Lia Dia con el CREPF de Madrid. «Pero cuando el Valencia Basket me planteó el proyecto, ni lo dudé. Sabía que esto iba a ir en serio, que querían ascender con un proyecto muy profesional: han fichado buenas jugadoras, nos han puesto todas las facilidades y nos han tratado igual que a los chicos. Siempre lo digo: Este club es muy grande y en ningún sitio estás mejor que aquí», apostilla la olivense.
Muy seria debió ser la oferta del Valencia Basket para que Irene Garí volviese a Valencia y jugara en una categoría inferior. Pero ella lo tenía muy claro. Ninguna duda al respecto. «Hay gente que dice que si la Liga 2 tiene peor nivel, pero yo prefería jugar con en esta liga con el objetivo de subir que estar igual en un equipo de la Liga 1 a mitad tabla y estar sufriendo. Cuando me dijeron que podía volver Valencia, retomar lo que dejé con 14 años con gente con la que formé en la cantera, ni me lo pensé. Me llamó Esteban Albert y enseguida lo cerramos», recuerda.
Logrado el ascenso a la máxima categoría, donde reina el Perfumerías Avenida y donde en su día lo hizo el Ros Casares (antes con el nombre de Dorna Godella y Costa Naranja), el horizonte del Valencia Basket Femenino se presenta prometedor. «Todo esto es producto de la ilusión y la ambición de Juan Roig. Quiere que las niñas de L´Alqueria tengan un reflejo, un espejo donde mirarse, esa motivación para llegar algún día al mismo sitio. Eso hizo que le impulsara a tener un equipo en la Liga 1 (Dia) y cada vez más quiere igualar el deporte masculino y el femenino. Esto está pasando. Lo vimos en el derbi femenino de fútbol del sábado pasado y lo hemos visto en esta fase de ascenso, con mucha gente en las grandes. Espero que otros equipos de la ACB hagan lo mismo. Si se hace un buen trabajo, la gente responde. Si se vende bien el producto, la gente va a venir», insiste.
«Tenemos mucha suerte de tener a Juan Roig aquí, apostando por el baloncesto, con todo lo que está invirtiendo en formación y en baloncesto profesional. El sueño de un niño pequeño es entrar en L´Alqueria. Cuando entro y veo las 15 pistas vacías, me quedaría ahí todo el día», afirma la joven jugadora valenciana, uno de los estandartes de un equipo que luchará la próxima temporada por estar entre las primeras.
Burgos: «Nos dejamos la vida»
El entrenador, Rubén Burgos, revivió ayer el esfuerzo invertido en el ascenso, no confirmado hasta la última acción. «Fue duro, nos dejamos la vida y lo conseguimos», explica Burgos, exjugador del Valencia Basket y entrenador del femenino desde el verano pasado por obra y gracia de Esteban Albert y Chechu Mulero, los cerebros de la estructura deportiva del Valencia Basket.
