Probablemente, Orriols disfrutó anoche del mejor partido de su historia. Así que toca abrocharse los cinturones porque la próxima temporada promete. La renovación de Paco López, que ha pasado de entrenar en Tercera a ganar al Barça en Primera, es la mejor campaña de abonos que jamás ha hecho el Levante UD. Mejor que el fichaje de cualquier estrella. El equipo azulgrana, a modo de despedida y como cebo para el curso que viene, tumbó anoche al campeón, que llegaba invicto, y regaló un partido mágico, imborrable, eterno para su afición, orgullosa y entregada a los suyos como nunca. Como para no repetir.

Ante todo un Barça, que llevaba 43 partidos sin perder en la Liga (37 de esta temporada), el Levante UD saltó al césped del Ciutat dispuesto a seguir con la línea de los últimos dos meses. Es decir, a ser valientes, a querer el balón y a buscar al rival en campo contrario. A ser protagonistas. De tú a tú, con seis jugadores de corte ofensivo en la alineación y sin miedo. Pocos equipos le han jugado así al Barça de Valverde. Ninguno con el acierto de los granotes.

Sin Messi, el Barça fue más terrenal. Sólo Coutinho incordió con sus diagonales desde la izquierda. Por contra, Lukic y Campaña se agrandaron y pasaron por encima de Busquets, Iniesta y Rakitic. Una lección de trabajo y fútbol que dio alas a Bardhi y Morales. El madrileño, recién renovado, firmó una de sus conducciones imposibles dentro del área para servir, en el primer palo, un balón de gol a Boateng. El ghanés, transformado en otro jugador desde la llegada de Paco, enchufó el primero con picardía. Era el minuto ocho y el campeón invicto ya caía en el Ciutat.

Dos minutos después, otra transición fugaz permitió a Roger central al corazón del área. Boateng remató mal, pero Bardhi recogió el rechazo para disparar al larguero. El Barcelona estaba en la lona ante un Levante UD imperial.

Lukic y Campaña no se escondieron. La pidieron y movieron al equipo con orden y sentido, mientras el Barça se acogía a las individualidades de Coutinho y Dembélé, participativos pero sin referencias. Postigo y Róber, impecables.

A la media hora de juego, en medio de la fiesta, otra vez Morales, ahora por la derecha, otra vez Lukic, de nuevo genial en la zona de la media punta, y otra vez Boateng, inconmensurable en el cuerpo a cuerpo, imparable en la carrera para remachar el segundo tras superar a Ter Stegen. El Barcelona se derretía ante el calor que irradiaba un Levante UD espléndido en todas las facetas.

Entró Piqué por Vermaelen, lesionado, y el partido se equilibró. El Barça recuperó el cuero y aunque el Levante UD no dejaba de presionar, los catalanes encontraron más fácil el área. Piqué se animó a subir y dejó un balón muerto en la frontal a Coutinho. El brasileño, tras amagar, envió el esférico a la red con un derechazo rebotado y recortó diferencias en el marcador.

Antes del descanso, Semedo pidió penalti en una caída en el área y Roger hizo lo propio reclamando una mano dentro del área que bloqueó su remate.

Camino de vestuarios, Orriols premió a los suyos con una emocionante ovación. Se quedó pequeña un minuto después de la reanudación, cuando una cabalgada de Campaña por la derecha desembocó en una asistencia en el balcón del área. Apareció allí Bardhi, desenfundó su pierna derecha y, como si fuese un libre directo, dibujó un lanzamiento perfecto hasta la escuadra de Ter Stegen. La fiesta era total en el Ciutat de València.

Como un vendaval, el Levante UD siguió derribando las líneas defensivas culers con suma facilidad. Luna, en un arranque de talento, se convirtió por un momento en el mejor Jordi Alba, subió la banda y asistió a Boateng para que marcara el triplete. Ver para creer. Pero aún había más, porque poco después Roger actuó de asistente para Bardhi, desmarcado, para batir al meta alemán. 5-1 para el Levante UD. Lo más grande que ha visto Orriols.

Con ese marcador, el Barça, herido en su orgullo, se volcó en busca de un gol, al menos para maquillar el marcador. Llegó el de Coutinho y Valverde cambió a Iniesta, homenajeado desde el videomarcador y la grada. Sin el manchego ni Dembéle, con Denis y Alcácer, el Barça creció mientras el Levante UD acusaba el cansancio. Llegó el tercer de Coutinho, a falta de media hora, anotó el tercero con otro disparo desde la frontal y todo cambió. Era el momento de sufrir. Y quedaba mucho por jugar.

El árbitro, muy discutido por el público, señaló penalti en un choque de Boateng sobre Busquets y Suárez transformó el 5-4 a falta de 20 minutos. No podían pasar más cosas en un mismo partido.

El Barça empujó con más fuerza y a los de Paco les faltaba oxígeno, pese a que Lerma ya estaba en el campo. Fue una hazaña colosal, una resistencia heroica la del Levante UD hasta el final, con Suárez estrellándose contra el embrujo de este equipo irreductible y Morales despidiéndose entre aplausos y Rochina fallando el sexto. Un regalo eterno para Orriols. Abróchense bien los cinturones.