José Luis Zaragozá, Valencia

-Acaba de ser reelegido como presidente de la Federación Valenciana de la Madera y Mueble (Fevama). ¿Cuáles son sus objetivos para el próximo mandato al frente de esa organización?

-El momento actual de grave crisis es diferente al de hace cuatro años y su duración no me atrevo a pronosticar, como tampoco se ponen de acuerdo los "gurús" de la economía. El objetivo es dar más servicios a las empresas a través de la central de compras, impulsar los cambios estructurales en las pymes basados en la búsqueda de alianzas comerciales, de cooperación entre proveedores, los consorcios de exportación o las inversiones en innovación. Estamos pendientes de llevar a cabo el plan de modernización del mueble, que deben dar el visto bueno Confemadera y Federmueble junto con el Ministerio de Industria. En tercer lugar, me preocupan los planes de formación profesional. Para aplicar todas estas iniciativas se requiere, sin duda, un cambio en la mentalidad y las formas de trabajar de las empresas.

-El sector espera este año una reducción del negocio del 14% en comparación con 2007, sobre todo por el pinchazo en la burbuja inmobiliaria. Un año más, la actividad tradicional de esta industria valenciana refleja claros síntomas de debilitamiento. ¿Qué perspectivas contempla para próximos ejercicios?

-El reciente congreso, con jornadas técnicas y una certamen comercial de Feria Valencia dirigido al segmentos de muebles para cocina y el baño ha constatado buenas expectativas. Ahora bien, es cierto que la producción ha bajado por la caída en el consumo en España, por el desplome de la vivienda claro. Y nos preocupa todavía más el descenso en las exportaciones de los últimos meses a pesar de la mejora paridad euro-dólar.

-¿Y cuál es la solución?

-Que se reactive la reforma de viviendas, la construcción de VPO, así como la restauración de muebles. Haremos un esfuerzo en estos sectores. También la cocina y el baño, por sus sistema de producción y comercialización, son dos áreas en alza dentro en el negocio del mueble y la madera.

-¿Qué valoración hace de los planes de competitividad que puso en marcha la Generalitat y que según la conselleria ha destinado 2,5 millones en 2008 para paliar la crisis económica?

-Queremos implicar al máximo a la administración autonómica en los proyectos que vamos realizando, que también necesitan mayor financiación. En esa segunda fase de los planes de competitividad se ha dado más entrada a las empresas en sus actividades, lo que facilita la aplicación de los mismos. En un año hemos tenido la misma dotación que en los dos anteriores. Eso es positivo.

-¿Necesita el tejido industrial una reestructuración debido a su elevada atomización?

-Son empresas de capital familiar y con una media de diez trabajadores. Y pocas las empresas que buscan fórmulas colaboración en la producción. También funciona la deslocalización. Trasladan procesos de producción al exterior a países más baratos del este de Europa, Sudamérica, en Brasil o Ecuador, así como África, en Costa de Marfil, Camerún y Guinea, entre otros.

-¿Qué piensa de la implantación de Ikea en Valencia?

-Es una amenaza porque la instalación de esta multinacional conlleva unas condiciones de compras y precios de ventas muy rígidas. Sea como fuere, estamos en un mundo global y con economía de libre de mercado, por lo que no podemos poner puertas al campo. Nuestra postura es que si no viniera, mejor.

Tienen una cultura de distribución y venta diferente.

-¿Qué efecto tendrá sobre el comercio local?

-Repercutirá de forma más negativa que sobre los fabricantes. Ikea no sólo vende muebles. Crea estilos de vida entre los consumidores. Intentamos crear un protocolo para garantizar que alrededor de esta firma se instale un centro comercial del hábitat. Pero esa inversión no depende de Ikea, sino de los promotores locales.

-El reciente congreso del mueble celebrado en Feria Valencia ha puesto de manifiesto la necesidad de la internacionalización, el diseño y la especialización de la industria para salir de la crisis. Sin embargo, sólo el 20% de las firmas valenciana tiene planes de I+D. ¿Se puede así salir de la crisis?

-La innovación es la asignatura pendiente en la mentalidad empresarial. No hay ninguna compañía del sector del mueble o la madera que tenga un departamento propio de investigación.

-¿Ha cerrado la banca el grifo crediticio al empresariado? ¿Pueden financiar sus ventas?

-Pienso que saldremos de la crisis cuando el Gobierno y los bancos den créditos a las pymes tras la inyección de capital que el Estado ha garantizado al sistema bancario. Si la banca no tiene recursos éstos no pueden llegar a la empresa. Por tanto eran necesarios esas inyecciones de capital. En mi opinión, hasta dentro de seis meses no llegarán ni a las pymes ni a los consumidores. En los últimos meses, las entidades financieras renuevan pólizas para capital circulante con cuentagotas. Es un auténtico problema.

-¿Sufren la competencia de Asia, de China en particular?

-Nos preocupan los fenómenos de dumping porque dejan de cumplir dos normas claves en la economía mía de libre mercado y competencia: el sistema sociolaboral con bajísimos costes y salarios y de otro lado, un ámbito de aplicación de normas que incumple sistemáticamente.

-¿Cuáles son los muebles con más futuro?

-El sector del mueble ha estado demasiado encorsetado durante muchos años. No es fácil pasar de un modelo clásico a uno moderno por sus costes de producción, aunque sí se están haciendo. Los mejores resultados en la última Feria del Hábitat han sido los del mueble clásico por la afluencia de compradores de Rusia y del los países árabes. El producto clásico tiene un nicho de mercado muy grande. Dicho lo cual, también debemos saber que la tendencia ha cambiado y la los países europeos reclaman innovación debido al cambio generacional. Hay que apostar por el diseño.

-¿Preocupan las marcas blancas a las firmas?

-No excesivamente aunque sí funcionen las marcas propias en Francia o Italia. Aquí, en España, no hay una enseña de mueble para todo el sector, pues es complicada dada la estructura de pymes en cada una de las autonomías productoras.