Manolo Rodríguez, A Coruña

-Empecemos por el principio, ¿qué le hizo ser economista?

-(Duda). Fui a la universidad en 1940 cuando tenía 16 años y pensé que iba a estudiar Biología, pero me llevó sólo unos meses comprobar que no era bueno en Biología. Decidí estudiar Ciencias Sociales y lo hice hasta 1942. Tenía 18 años y me uní al ejército. Dejé la universidad y me presenté voluntario para ir al ejército. Tres años después me licencié en el ejército y tenía que decidir qué hacer. Entonces le dije a mi novia, que ahora es mi mujer: "Tú has estudiado Económicas". Y me dijo: "Sí". "¿Fue interesante?". Y me contestó: "Sí". Pues dije: "Muy bien. Vamos con la economía". Esa es la historia verdadera.

-Usted, aunque era muy joven, vivió el crack del 29. ¿Se parece en algo a la actual crisis?

-No. Es muy importante que todo el mundo se dé cuenta de que, pese a que la actual es una recesión muy seria y profunda, está muy alejada de la de los años 30. Debemos recordar que en ese momento la tasa de desempleo en EE UU era del 30%. Uno de cada tres trabajadores estaba desempleado. Algo parecido pasaba en Europa. Había mucha más incertidumbre. Nadie tenía ni idea de lo que había que hacer. Nadie estaba seguro. Hoy en día no es así aunque la situación es grave.

-Según usted, ¿por qué se ha llegado a esta situación?

-No es sencillo, porque hay dos cosas que habría que explicar. Una sería el hecho de que en EE UU, en España y en otros países de Europa hubo un auge inmobiliario. Había más casas construidas de las que la población podía permitirse comprar. En EE UU estas casas se vendieron a gente que no podía permitírselas. Se las vendieron de una forma deshonesta porque no podían pagarlas y algo parecido ha pasado en España. Pero con el tiempo si construimos demasiadas casas llega un momento que no es rentable construir más y entonces el sector de la construcción sufre. Hoy, en EE UU, estamos construyendo un tercio menos que en un año normal. La caída de la construcción es suficiente para crear una recesión pequeña, pero luego vendría la segunda parte.

-¿Y es?

-Durante la misma época, en parte en conexión con el auge inmobiliario, y en parte de manera independiente, los servicios financieros -bancos, banca de inversión, aseguradorasÉ- estaba creando y comprando una gran cantidad de activos de riesgo y tomando cantidades de dinero para financiar las compras de este riesgo.

-En estos momentos, los bancos no dan créditos. ¿Qué ha pasado?

-Hay una restricción en el crédito, pero esto no se debe sólo a los bancos. No es que un banco esté ahí sentado y rechace prestar el dinero. El banquero tiene dos problemas. El primero es que no está seguro del valor de los activos que posee, lo que provoca que no sepa qué hacer. El segundo es que estamos en una recesión y no hay muchos prestamistas que tengan buenas perspectivas para obtener beneficios. No sólo es decirles a los bancos: "Venga, dejad el dinero". El banquero no tiene la capacidad de prestar a causa de estos valores desconocidos y tampoco puede encontrar esos prestamistas que le puedan ayudar.

-¿Cuál debería ser la respuesta al hundimiento de Wall Street?

-Ya hemos hecho bastante para proporcionar capital a los bancos y puede que haya que capitalizar más. También hay que estudiar la creación de un banco malo para asumir los activos que ahora los bancos poseen y que no pueden valorar. Estas son actuaciones que hay que hacer inmediatamente. Ahora todos tenemos que encontrar formas de regular el sistema.

-¿Ha fracasado el liberalismo?

-No. El liberalismo no ha fracasado, pero el liberalismo puro en el sector financiero siempre ha sido un fracaso. Hemos regulado algunos servicios financieros, pero nos hemos quedado atrás. Una de las personas que estaba equivocada era el señor Greenspan (presidente de la Reserva Federal de 1987 a 2006) y parte de su problema fue que pensó que el sistema financiero sería estable por sí mismo y no necesitaría regulación, pero todos ya sabemos ahora que no es así.

-¿Se siente estafado por la falta de control del sistema financiero?

-Sí. Me sentí decepcionado. En parte ha sido por mi culpa y creo que no me di cuenta de lo importante que había llegado a ser el sistema bancario en la sombra, las instituciones financieras que no son bancos y que no están reguladas, y también empresas de valores privadas. No me había dado cuenta de lo importante que habían llegado a ser y de lo arriesgadas que habían llegado a convertirse. Y si algunos hubiésemos comprendido esto podríamos haber conseguido alguna regulación mucho antes.

-Con todo lo que ha sucedido en su país, ¿es EE UU un líder político y económico lo suficientemente fuerte en este momento?

-Los EE UU seguirán siendo una economía fuerte, de alta productividad e innovadora. Y en ese sentido serán un ejemplo para otros. Pero la idea de que cualquier cosa que se haga en EE UU debe ser mejor de la que se hace en Europa, Japón o China siempre ha sido ridícula. Esto el señor Obama lo entiende de una forma que el señor Bush nunca ha comprendido.

-En España hay un debate sobre si los ciudadanos deben consumir o ahorrar. ¿Cuál es su postura?

-Como opción en estos momentos entre consumir o ahorrar, para la economía lo mejor es consumir, pero a largo plazo es mejor el ahorro. En este momento creo que es mejor el consumo, pero cuando se recuperen las economías sería el momento de cambiar al ahorro.

-Ya que hablamos de España, ¿que debería hacer el Gobierno para salir de la crisis?

-Hay dos cosas, al menos, que el gobierno español podría hacer. Y deben recordar que vengo de fuera y no soy alguien que conozca bien la economía española. El Gobierno debería asumir proyectos que creen trabajo. Estos trabajos serían en el sector de las infraestructuras, pero otros trabajos deberían estar fuera de la industria de la construcción. La segunda cosa que me gustaría ver es que organice dentro de la UE una respuesta coordinada y que intenta insistir en que todos los países estén de acuerdo para proporcionar un estímulo similar, porque si uno, dos o tres países lo intentan en solitario muchos de los beneficios se van a diluir. Sería bueno que España reforzase y apoyase una respuesta coordinada de los países europeos.

-Todos quieren saber cuándo acabará la crisis. ¿Qué le dice su instinto?

-Esa es la pregunta del millón de dólares y se la podría hacer yo a usted, pero creo que una persona razonablemente optimista, no totalmente optimista, puede pensar que hacia finales de este año las grandes economías de Europa y de EE UU podrían volver a subir de nuevo. Esta es una visión razonablemente optimista. La otra es que las cosas no van a mejorar, que podrían empeorar, de hecho estamos en una tendencia descendente, y que podría durar hasta 2010, aunque no creo que sea lo más probable.