La plaga de polilla americana que entró en tierras valencianas por Castelló hace tres años se ha extendido por todo el territorio de la Comunitat y provocado cuantiosos daños a los productores de tomates, bien por pérdida parcial o total de cosechas o bien por los gastos económicos derivados de hacer frente a un insecto, conocido como Tuta absoluta, que es muy parecido al minador, según explicó ayer a este diario el delegado de La Unió de Llauradors en Castelló, Vicent Goterris. El dirigente agrario precisó que esta polilla era desconocida en Europa hasta su llegada desde Brasil a través de la exportación tomatera. Rápidamente, se ha escampado por todo el Mediterráneo español, incluidas las Islas Baleares.

La Tuta absoluta es un insecto que perfora frutos, tallos y hojas, lo que da lugar a la podredumbre de los mismos. Su acción conlleva la pérdida de las cosechas si los agricultores no echan mano, en el momento adecuado, de productos fitosanitarios y otras técnicas para erradicar esta plaga. Vicent Goterris aseguró que la incidencia de esta polilla es más controlable en los invernaderos, una tarea que se complica sobremanera al aire libre.

No obstante, el otro gran problema añadido al que deben hacer frente los productores de tomate valenciano es que los métodos para erradicar esta plaga son considerablemente onerosos. Según el dirigente de La Unió de Llauradors, los productos fitosanitarios para acabar con estas polillas son muy caros (aproximadamente 400 euros por cada litro) y es un coste "del que el mercado no quiere hacerse cargo" en forma de un aumento de los precios que compense los gastos.

Elevados costes

Todo ello, por tanto, conlleva elevados costes para los agricultores, además del riesgo a perder la producción de la temporada. Según Vicent Goterris, otro de los efectos que está provocando la citada plaga se ha localizado en Castelló, donde se está produciendo un recorte en la producción porque "el agricultor ha plantado menos, sólo las tomateras que estaba convencido de que podría dominar".

Como queda dicho, la plaga se ha extendido también a Baleares, concretamente a Mallorca, donde está arrasando los campos de tomates. Tan es así que la conselleria de Agricultura del Gobierno de las islas ha recomendado a los afectados que actúen de la misma forma que lo hicieron en Ibiza, a saber: arrancar las plantas afectadas y quemarlas en un lugar apropiado para evitar riesgos de incendios forestales.