El Banco de Valencia era la joya de la corona del Banco Central cuando en junio de 1994 la entidad presidida por el recientemente fallecido Alfonso Escámez vendió el 24,24% que tenía en la institución financiera valenciana a Bancaja. Aquel, como el actual, era un momento de crisis económica y de reordenación bancaria, a sólo unos meses de la intervención de Banesto. La joya del Central lo sigue siendo ahora de Bancaja.

Era inevitable esa consideración, pues la relación del Banco de Valencia con el Central venía de lejos, concretamente de los años cuarenta. Es más, entre 1954 y 1964, compartió presidente, el valenciano Ignasi Villalonga. Éste siguió al frente del Central hasta su muerte en 1973. En noviembre de ese año le sucedió Alfonso Escámez, quien mantuvo una especial relación con el actual filial de Bancaja. De hecho, en 1993, un año después de dejar la presidencia del Central tras la fusión de éste con el Banco Hispanoamericano, un conglomerado que luego acabaría controlado por el Santander de Botín, su hermano Antonio fue nombrado presidente del Banco de Valencia a la muerte de Antonio Girona. No llegó a los dos años al frente de la entidad, debido, como queda dicho, a la venta de la participación que tenía en ella el entonces BCH. La vinculación de los Escámez con Valencia prosigue con Manuel, sobrino de Alfonso, quien actualmente es vicepresidente y consejero delegado de la Bolsa y que fue consejero de Bancaja entre 2002 y 2007.