La Confederación Empresarial Valenciana (CEV) hizo pública ayer una nota, tras la celebración de su junta directiva, en la que lanzó un llamamiento para evitar que Bancaja acabe fusionándose con Caja Madrid, lo que implicaría a corto o medio plazo su absorción y, en consecuencia, que la Comunitat Valenciana perdiera sus centros de decisión financiera si tenemos en cuenta que la CAM se ha embarcado en un SIP (fusión virtual) que lidera Cajastur. La posición de la organización presidida por José Vicente González ya es conocida, pero el comunicado de ayer tiene una particular trascendencia porque es fruto de un debate en el seno de los órganos de gobierno de la patronal y, sobre todo, porque la deriva de la crisis de la deuda, que ha cerrado completamente los mercados de capitales para las entidades españolas, ha trastocado completamente los planes de Bancaja, que pretendía seguir en solitario en este proceso, excepto si hallaba una operación muy ventajosa, y esperarse a una segunda oleada de fusiones para dentro de dos o tres años.

No obstante, el cierre del grifo del dinero convierte en casi imprescindible acceder a las ayudas públicas del Frob y ello conlleva una fusión, sea tradicional o mediante un SIP. El problema es que la estrategia de Bancaja la ha convertido en una de las diez únicas entidades que siguen solas y sus opciones, por tanto, son escasas. Las más beneficiosas, como serían alianzas con la BBK o Ibercaja están complicadas, al igual que subirse a alguna de las operaciones que ya están en marcha. Podría asociarse a las varias pequeñas que siguen sin novio, aunque tendría que lograr el visto bueno del Banco de España para acceder al Frob, porque no alcanzaría el mínimo del 25% -las menores respecto a la mayor- previsto en la norma que regula este fondo. Así las cosas y dado que el supervisor, el Gobierno y el PP nacional ven con buenos ojos la unión entre Bancaja y Caja Madrid que daría lugar a la primera entidad de ahorros de España, en muchos ámbitos de la autonomía se ha instalado el temor (o la convicción) a que Olivas y el Consell no puedan aguantar el tirón y tengan que ceder.

Uno de esos ámbitos, como queda dicho, es la CEV, que considera que el mantenimiento de "los centros de decisión de Bancaja y del Banco de Valencia en nuestra Comunitat" es la mejor forma de "defender los intereses de las empresas valencianas". La patronal "expresa su convencimiento de que Bancaja tiene capacidad suficiente para continuar su andadura en solitario sin fusiones de ningún tipo", pero que "si algún tipo de fusión o SIP fuera necesario debería ser con entidades de menor tamaño por la evidente mayor facilidad para que los centros de decisión permanecieran en la Comunitat Valenciana".

El crédito

Por contra, el nuevo presidente de la Cámara de Valencia y vicepresidente de la CEV hasta el martes, José Vicente Morata, antepuso la fluidez del crédito a la eventualidad de que se pueda perder cuota de poder en este proceso. "Lo importante es que se solucione de una vez la situación del sistema financiero, que nos dejen tranquilos y que empiece a fluir el crédito, siempre manteniendo la mayor cuota del poder de decisión en Valencia", afirmó. Sobre la posible integración de Bancaja y Caja Madrid, insistió en que "lo importante es que llegue el crédito. Si se consigue mantener la situación ideal de una caja con todo aquí y el poder de decisión en Valencia perfecto, pero ha habido problemas y la situación económica nos tiene que llevar a buscar soluciones". Por último, dijo estar "seguro" de que "los responsables de Bancaja están pegándose para mantener los centros de decisión en la Comunitat Valenciana" y sostuvo que "hay posibilidades" de "acordar que gran parte de la cuota de poder se mantenga en Valencia", pero también añadió que esos mismos dirigentes de la entidad "están haciendo en este momento lo que tienen que hacer: analizar desde un punto económico cuál es su situación y ver cuál es la mejor situación para mantener su clientela, porque ellos a quien se deben es a sus clientes".