"Si Bancaja no entrara en el SIP -con Caja Madrid- no podría mantener el tamaño actual de su balance y se vería abocada a reducirlo en breve plazo a costa de cancelaciones y de no renovaciones de los créditos vivos a empresas y particulares. A Bancaja le costaría mucho más cara la captación de fondos rentables y su volumen sería inferior".

Así encaró su discurso ante el Consejo de Bancaja el presidente de la entidad financiera valenciana, José Luis Olivas. Era la recta final de su intervención de defensa del SIP con la caja madrileña y los problemas económicos ganaron peso frente a la bonanza manifestada por la fusión fría.

El presidente de Bancaja habló de liquidez y de garantías ofrecidas si cuajaba la alianza con la caja mesetaria. "La constitución del SIP facilitará y abaratará el acceso a la financiación a medio plazo y atenderá las necesidades de liquidez y tesorería, sin necesidad de reducir el volumen de crédito otorgado a empresas y familias. Siendo parte del primer SIP español contaremos con las máximas garantías en los mercados, un requisito imprescindible y altamente valioso en tiempos de turbulencias financieras".

Para entonces el pescado ya estaba vendido y la unión sellada con Rodrigo Rato (presidente de Caja Madrid) y se seguía el protocolo de las reuniones entre los consejos de cada entidad. Las palabras del también ex presidente del Consell se cerraron con cierto toque de miedo escénico ante la coyuntura económica actual: "Bancaja no se puede permitir no cambiar, ignorar la obligación de innovar, cuando todo lo que gira a su alrededor ha sido puesto en cuestión".

La culpa, de Estados Unidos

Los problemas de la caja valenciana fueron enmarcados en la crisis internacional y de nuevo aparecieron "las turbulencias financieras originadas hace casi tres años en los Estados Unidos". De ahí a que se desembocara en la actual reordenación bancaria. En un proceso que para Olivas "no se detendrá hasta que el sistema encuentre un nuevo equilibrio que se parecerá muy poco al que observamos en la actualidad".

Olivas dejó notar en todo momento el valor de la alianza y desechó de su discurso cualquier atisbo de recuerdo de lo que pudo haber sido y no será una única gran caja de ahorros valenciana. "No debemos confundir deseos con realidades. Cuando el cambio es ineludible y se impone, es preciso anticiparse a él y el mayor riesgo es no verlo venir, creer que sin tomar decisiones se pasará el temporal. Lo saben todas las empresas y la nuestra también" analizó ante los consejeros el dirigente.

Centro financiero y obra social

Fueron palabras de reivindicar

Valencia como centro financiero al quedarse con el domicilio social del SIP pero también de defensa, al quedar con menos peso específico en la nueva organización financiera de la que aseguró que Bancaja entra "manteniendo su marca, su imagen, su especial atención por las necesidades específicas del territorio, de empresas y particulares y, como es lógico, con su propia obra social con la que revertir sobre la ciudadanía su dividendo social".Pero la creación del SIP para Olivas no tiene sólo unas connotaciones de ámbito valenciano, madrileño y estatal. En los mercados internacionales "contribuye a dar una señal de que España está acometiendo la imprescindible reestructuración bancaria".

Finalmente recordó que en breve se cierra el acceso al FROB (Fondo de Reestructuración Bancaria). Las ayudas diseñadas para la reubicación del mapa financiero.