El coste laboral que hubiese tenido la fusión entre CAM y Bancaja resulta mucho mayor que el que ahora se baraja por la creación de un SIP con Caja Madrid y las cinco cajas de ahorro de menor tamaño. El informe que encargaron las entidades valenciana y alicantina -y Bancaja otro a la consultora Deloitte- constataron que la operación era inviable en términos económicos y sociales por los excesos en personal y oficinas y la concentración de riesgos. Fuentes sindicales elevaron entonces el posible recorte de la plantilla a 3.000 trabajadores, una cifra que el presidente del PP en la provincia de Alicante y de la Diputación, José Joaquín Ripoll, elevó a 4.000 despidos tras oponerse a la posible integración de las entidades que presiden José Luis Olivas y Modesto Crespo.

SIP con Cajastur

Mientras tanto, Caja del Mediterráneo negocia ahora el proceso de integración con Cajastur, donde estima un sobrante del 11,9% de la plantilla (unas 700 personas), que se acometería mediante prejubilaciones en su mayoría. También se podría cerrar el 10% de la red actual de la CAM, que cuenta con 999 sucursales. La fusión fría que conformarán la CAM, Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria pedirá al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) 1.493 millones de euros para realizar la operación.