El tímido incremento del tráfico de mercancías del puerto de Valencia en lo que va de año (5,23%) respecto a 2009 -de grandes caídas de actividad- y las serias dudas sobre una posible recuperación del comercio internacional durante los próximos ejercicios llevan a los gestores de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) a planificar una estrategia comercial para fidelizar a las navieras, que conlleva una necesaria reducción de los costes de estiba y de bonificación de las tasas que cobra a los buques de contenedores. Así lo reconocía ayer el presidente de la APV, Rafael Aznar, al término del consejo de administración, quien sostiene que a pesar de la nueva Ley de Puertos "los costes de la estiba continúan como asignatura pendiente".

Aznar sostiene que otra clave para "fidelizar al naviero" es la "paz laboral", que vuelve al puerto tras los conflictos del transporte terrestre ante el exceso de oferta y la caída de las tarifas que pagan los consignatarios y transitarios, es decir los cargadores de mercancías. Con todo, el acuerdo ha sido cerrado con alfileres.

Resultados atípicos

La APV aprobó las cuentas anuales de 2009, que arrojan una caída de ingresos del 8%, con un beneficio de explotación 5,6 millones (sin contar atípicos). La merma de la cifra de negocio tiene que ver con los menores ingresos que deja los buques en tránsito o las bonificaciones aplicadas en las tasas a sus clientes.

La autoridad portuaria, que destaca su "salud financiera", ha destinado 51 millones a provisiones, para paliar efectos de insolvencias (Contenemar, entre otros) de 12,3 millones, así como para hacer frente a devoluciones de tasas aplicadas tras una reciente sentencia del Tribunal Constitucional (32,6 millones) y por compensaciones a Marítima Valenciana (6,5 millones). La devolución de dichas tasas afecta a todos los puertos españoles, que tienen aprobada la ayuda del Fondo de Contingencia para hacer frente al pago.