La agencia de calificación crediticia Moody's ha rebajado la calificación de España en un escalón, desde "Aaa" a "Aa1" con perspectiva estable, y ha justificado la retirada de la máxima consideración a la deuda en las "débiles" perspectivas de crecimiento en un momento de reequilibrio de la economía española que podría llevar "varios años". Se trata de la tercera rebaja que se produce este año, tras las realizadas por Standard &Poor's (S&P) -"AA" con perspectiva negativa- y Fitch -"AA+ con perspectiva estable en abril-.

Moody's también destaca el deterioro "considerable" de la fortaleza financiera española, que es más pronunciado que el registrado por otros países con la máxima calificación, así como el empeoramiento de la asequibilidad de la deuda, en especial por el aumento de los tipos de interés, lo que indica que el Gobierno sigue siendo vulnerable a nuevos episodios de volatilidad en los mercados.

La agencia puso en revisión la calificación de España el30 de junio, aunque ayer advirtió que podría revisarla al alza en los próximos meses si mejoran la perspectivas fiscales.

Perspectiva estable

Asimismo, Moody's también ha recortado hasta "AA1" la consideración del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y lo ha situado en perspectiva estable, ya que su deuda está "total e incondicionalmente garantizada" por el Gobierno español.

Crecimiento inferior a Europa

La vicepresidenta y responsable de análisis para España, Kathrin Muehlbronner, destaca que en los próximos años la economía española es probable que crezca sólo un 1% anual, mientras que en el resto de la Unión Europea está previsto que el crecimiento sean también lento, pero en tasas más elevadas que la de España.

Por ello explica que uno de los desafíos del país es "aumentar su baja productividad y mejorar su competitividad internacional". Además, señala que los desequilibrios externos de España, como evidencia un elevado endeudamiento externo y un persistente déficit por cuenta corriente, se están corrigiendo de forma gradual, aunque siguen siendo altos en comparación con los países que ostentan una mejor calificación.

Asimismo, la agencia considera que la reciente reforma laboral y la moderación de los salarios, tanto en el sector privado como público, son "pasos importantes en la dirección correcta". Sin embargo, remarca que el coste del despido seguirá siendo más elevado que la media europea y la flexibilidad salarial más limitada que en la mayoría de los países con la triple A.

El fin de las ayudas públicas y la subida del IVA podría haber provocado una debilitación de la actividad económica española en el tercer trimestre del año. El Banco de España advierte que el debilitamiento también está influido por la moderación de la inversión pública. Respecto al empleo, la autoridad monetaria prevé que el aumento del paro en el tercer trimestre del año se ralentice y augura que la subida será del 9,4%. Además, advierte que se ha recortado la contratación indefinida, si bien confía en que la entrada en vigor de la reforma laboral ayude a que mejore este tipo de contratos.

El Banco de España afirma que la actividad económica española podría haberse debilitado en el tercer trimestre del año, especialmente como consecuencia de la finalización de algunas de las medidas que habían venido dando apoyo público a ciertas partidas de la demanda y de la reversión temporal de los efectos de anticipación del gasto con anterioridad a la subida de los tipos del IVA.

En su boletín económico del mes de septiembre, la autoridad monetaria indica que, tras crecer el PIB un 0,2% en el segundo trimestre, el "debilitamiento" que se observa en algunos indicadores durante el tercer trimestre también podría venir influido por la moderación de la inversión pública derivada de las medidas de austeridad aprobadas.

En sentido positivo, destaca que las tensiones que experimentaron los mercados financieros, en particular los de deuda pública, entre mayo y julio han remitido en las últimas semanas, especialmente tras la publicación de las pruebas de resistencia financiera a las que fue sometida la banca europea y que, en el caso español, "despejaron muchas dudas que estaban poco fundadas".