El peligro de que se desate una guerra de divisas a nivel global, del que han alertado en los últimos días organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, al constatar que algunos países, principalmente China, han decidido mantener artificialmente bajas sus monedas para favorecer sus exportaciones, mientras otras, como el euro, están sobrevaloradas, supone una seria amenaza para la recuperación de la economía española y, singularmente, la valenciana, muchas de cuyas empresas se están salvando del caos gracias a sus ventas al exterior. El director del departamento económico de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Ricardo Miralles, es muy claro en el análisis: "Si hay una guerra de divisas y el euro se aprecia más, las exportaciones se encarecerán" y, en un contexto "de ajuste fiscal en el que la demanda pública se está recortando y el consumo interno no mejora, un euro más caro no va a favorecer la recuperación económica de España y la Comunitat Valenciana".

El escenario es ciertamente complejo. El 70% de las exportaciones autonómicas se dirige a países de la eurozona, lo que en principio no supone un perjuicio para ese porcentaje de las ventas al exterior. Sin embargo, Miralles apunta que el encarecimiento de la moneda única va a afectar a las exportaciones de grandes países del área como Francia y Alemania y ello puede implicar que acaben recortando sus compras a España de productos (químicos, de la madera o complementos del automóvil) que utilizan para los artículos que venden al exterior. Los buscarían en mercados más económicos.

De todas formas, el principal problema estaría en ese 30% que los valencianos venden fuera de la eurozona. Hablamos de países como Reino Unido, Estados Unidos, Turquía, Rusia, Marruecos o China. Ahí, un euro fuerte es contraproducente. Como recuerda Miralles, "al principio se pensaba que lo óptimo sería una paridad de un euro igual a un dólar, pero ahora estamos cerca de 1,40". El directivo de la CEV, que apunta que si España no estuviera en la eurozona "habríamos devaluado la peseta cinco veces", considera que, si se mantiene la tendencia a la subida de la moneda única y al abaratamiento del yuan chino, esa deriva "sería muy negativa para las exportaciones valencianas", muchas de las cuales han apostado por el comercio exterior como tabla de salvación en un momento en que el consumo interno está estancado.

La depreciación de la divisa china tiene efectos muy serios en dos aspectos. Por un lado, "nos afecta porque el producto chino, con unos costes laborales mucho menores, entra aquí casi como dumping, aumenta la importación y, en consecuencia, reduce las ventas nacionales de muchas empresas valencianas". Además, supone una competencia formidable en los mercados internacionales.

Aunque un euro fuerte tiene la ventaja de abaratar las importaciones, principalmente las de productos con una factura elevada como el petróleo, si sigue subiendo, dado que "los márgenes están muy ajustados, no será posible en muchos casos cargar ese encarecimiento en los precios, de tal forma que habrá exportadores que deberán retirarse". En este momento, según Miralles, la principal amenaza se cierne sobre sectores como el citrícola o el juguetero, cuyas temporadas de ventas masivas son inminentes. Más a medio plazo habrá que ver la incidencia en los sectores industriales que no son estacionales. Otra incógnita es qué sucederá en la próxima temporada turística con visitantes como los británicos, tan esenciales para el litoral valenciano.