La reforma de las pensiones que retrasa la edad de jubilación en Francia recibió ayer un impulso decisivo por parte del Gobierno, que aceleró la votación del texto en el Senado, mientras intervino en diversos frentes para desbloquear los sectores paralizados por los sindicalistas. Como se esperaba y gracias al apoyo de los parlamentarios conservadores y centristas (177) que superaron a los de la oposición de izquierdas (153), los senadores aprobaron el considerado como proyecto estrella del mandato del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que elevará la edad mínima legal de jubilación de 60 a 62 años y de 65 a 67 años la edad para cobrar la pensión completa.

El texto entra ahora en la recta final, una semana decisiva en la que tendrá que ser ratificado definitivamente por ambas cámaras y por el presidente para entrar en vigor. Una comisión paritaria de senadores y diputados consensuará el lunes un texto definitivo, que será ratificado por la cámara alta el martes y por la baja el miércoles, día en que quedará listo para la rúbrica de Sarkozy. Lo hará en medio del ruido de fondo de las protestas que continúan en el país y que amenazan con radicalizarse en los próximos días, ante el llamamiento de sindicatos y organizaciones estudiantiles a seguir oponiéndose a un proyecto que consideran injusto.

Pero el Gobierno parece decidido a avanzar en la reforma y a acelerarla para superar el desafío que le plantean los sindicatos. Ante la amenaza de penuria energética, Sarkozy no dudó en enviar, tal y como había anunciado, a los antidisturbios para desbloquear refinerías y depósitos de combustible, lo que mejoró la situación en las gasolineras. Fue el caso de la refinería de Grandpuits, a las afueras de París, que como las otras once del país estaba cerrada desde hace días y que fue desalojada por la fuerza.

Es una de las mayores de Francia y, aunque fue desbloqueada, sigue sin producir combustible porque los trabajadores no acuden a sus puestos. La intervención policial se produjo en otros centros, en lo que fue una auténtica ofensiva para acabar con el bloqueo energético. Sarkozy lo había advertido la víspera, que no toleraría que los manifestantes tomaran al país por rehén y prometió firmeza. La intervención policial mejoró la situación, aunque el Gobierno reconoció que todavía está cerrado algo más del 20% de las gasolineras, por lo que serán necesarias varias jornadas para que se recupere la normalidad. Algunos manifestantes bloquearon durante horas la frontera franco-española en Biriatou.