Visto en resumen, el sector financiero español afronta retos que parecen descomunales. Lo explicó ayer el investigador del IVIE y catedrático de la Universitat de València Joaquín Maudos en el seminario organizado por ambas instituciones sobre Situación, perspectivas y reestructuración del sector bancario español. Según su exposición, el sistema financiero, además de tener que amortizar 265.000 millones de deuda y de reducir su dependencia, en cuanto a liquidez, del Banco Central Europeo, tendrá que digerir su abultada morosidad, que en la realidad supera el 10% y, por tanto, duplica a la contable, situada en el 5,6%, el nivel más alto desde 1996. Esto es así, dijo, porque en esta última las entidades no incluyen los activos que se han adjudicado (unos 60.000 millones). Las normas de Basilea III, que entran en vigor en 2013, van a exigir más capital. Las entidades podrán lograrlo en el mercado gracias a la nueva ley y la facultad de emitir cuotas con derechos políticos, pero para ello deberán estar "saneadas". A esto hay que sumar un exceso de red -"hay que cerrar entre 6.000 y 7.000 oficinas"-, la guerra del pasivo con tipos de interés muy superiores a los oficiales o la concentración del riesgo en el sector inmobiliario. Maudos, pese a todo, opina que "el sector es solvente", que las diferencias van por entidades, que, aunque se ha perdido "independencia", Bancaja y la CAM "no tenían más remedio" que integrarse en un SIP que no lideran porque "el tamaño importa" y que habrá una segunda oleada de fusiones, sobre todo en las cooperativas de crédito.

El ex director general del Banco de España, Aristóbulo de Juan, coincidió en la necesidad de esa segunda oleada y auguró intervenciones del Banco de España y el recurso al Fondo de Garantía de Depósitos -el Frob es muy "caro"- en entidades "infracapitalizadas, con cambios inmediatos de consejeros y directivos y una investigación profunda de la situación real" de la entidad, para después inyectar capital, "comprar los activos malos" según el valor que posean "en los libros" y estudiar "un préstamo o aval, pero siempre como complemento". De Juan considera que sólo media docena de las actuales 19 cajas, entre las que incluyó las que han seguido solas, "está bien". El resto "debe ganar capital".

Preguntado por las dos grandes cajas valencianas, que no han podido seguir en solitario ni liderar ninguna fusión, el financiero respondió con una pregunta: "¿Cómo habrían salido adelante sin estar en un SIP?". Por último, el presidente de Intermoney, José Pérez, advirtió de que los SIP pueden ser "una gran sepultura si no están bien diseñados" y añadió que esta fórmula no funciona "si no se acepta que en el grupo hay una entidad cabecera".