La tradicional situación de alegalidad (cuando no de ilegalidad) en el que se ha movido el mercado de las apuestas en España está tocando a su fin. Distintas administraciones regionales han regulado ya desde hace algunos años un sector en auge cuyo crecimiento está siendo exponencial desde la aparición de las casas de apuestas por Internet.

El Consell ha introducido a través de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 2011 una modificación de la la Ley del Juego de la Comunitat Valenciana en la que introduce la posibilidad de realizar apuestas. El borrador de decreto que maneja la Conselleria de Economía y que regula el sector abre la puerta a la instalación de terminales y máquinas auxiliares en bingos, salones, casinos y locales específicos que requieren de una autorización administrativa y a las que exige un control al paso de menores y personas que de forma voluntaria hubiesen solicitado a la Administración que les sea prohibido el acceso al juego. Este mecanismo sirve para que personas con problemas de ludopatía encuentren dificultades para verse arrastradas por su adicción.

Pese a las medidas de control que se fijan en el borrador del decreto -que el Consell ya ha remitido a organizaciones empresariales y sindicatos y al que ha tenido acceso Levante-EMV- el mismo texto contempla la práctica de apuestas en establecimientos de hostelería pero no concreta qué medidas deben establecer bares o restaurantes para vigilar el acceso de menores o las personas incluidas en el registro de prohibidos.

Actualmente, los establecimientos de hostelería pueden albergar máquinas de premio de tipo B (las conocidas como tragaperras). El Consell tiene previsto ahora autorizar la proliferación de máquinas auxiliares de apuestas conectadas a operadores. Las empresas dedicadas a la organización y comercialización de apuestas deberán contar con autorización administrativas y un capital social mínimo y desembolsado de 3 millones de euros.

La portavoz de Economía del PSPV en las Corts, Cristina Moreno, criticó ayer la "opacidad" con la que el Consell está modificando la normativa del juego. Según la parlamentaria detrás de la nueva normativa hay un ánimo recaudatorio y cuestionó la extensión de las máquinas de apuestas a la hostelería, con menos control a menores o personas con problemas de ludopatía. Además el decreto contempla un mínimo de 20 céntimos por apuesta pero no establece máximos "Parece que la Generalitat quiera salir de la crisis encomendándose a la Diosa Fortuna y a la fe", dijo Moreno.