A menudo se compara esta crisis con la Gran Depresión del 29, ¿tantas son las similitudes?

Es semejante en cuanto a la magnitud y al desequilibrio global que se plantea. Ahora bien, los planteamientos fueron diferentes: en el 29, los dirigentes se encogieron de hombros durante muchísimo tiempo, no se supo reaccionar rápidamente. Esta vez, cuando surgieron los síntomas más graves, en el verano de 2007, las reacciones fueron instantáneas. Otra cosa es que las cosas se hicieran bien, mal o regular. Por eso, en muchos países se ha notado rápidamente un alivio, eso tampoco ocurrió en el 29 y como consecuencia surgieron movimientos como el nacionalsocialismo en Alemania.

Alemania, que ha pasado de la recesión al crecimiento. ¿Qué han hecho los alemanes que no hagamos los españoles?

Alemania tiene un mecanismo competitivo perfecto con una actividad industrial exportadora enorme. Los españoles tenemos unos déficits exteriores de envergadura porque no hay reformas básicas para conseguir que la economía española sea competitiva.

¿Considera que aún no se han dado pasos para conseguir esa competitividad?

Yo no veo que se estén dando los pasos básicos. No se están abordando los problemas de un sector energético cada vez más caro, ni el gran mercado español es único. En cada autonomía existen medidas intervencionistas diferentes que, al romper la unidad del mercado, disminuyen la productividad. No hay preocupación por cambiar el sistema de financiación del estado del bienestar que recae fundamentalmente sobre los empresarios, mientras en otros países esos costes son menores...

La reforma laboral, retrasar la edad de jubilación, ¿todo eso no resuelve el problema de fondo?

No si no se hace en serio y a fondo. ¿Ha cambiado la cotización de un empresario en relación con las pensiones? No, no hasta ahora.

¿Cuál es el modelo?

Hay que cambiar el sistema de arriba a abajo. Lo glorioso es que en el año 1995 todo un grupo de expertos dirigidos por José Barea publicó un libro sobre lo que se nos venía encima y cómo había que cambiarlo. Se miró hacia otro lado. En ese mismo año, Pedro Solbes, en su última etapa como ministro, propuso el aumento de las pensiones privadas, con la consiguiente polémica. Por entonces, el premio Nobel de Economía, Franco Modigliani, me preguntó sobre aquella polvareda. Cuando le expliqué el sistema de pensiones español me contestó: «vaya bomba de relojería tienen ustedes». La bomba ahora ha estallado y ha coincidido con otros golpes.

Se pretende retrasar la jubilación y, al mismo tiempo, un 40% de jóvenes no consigue entrar en el mercado laboral.

Hemos montado un sistema laboral extraordinariamente rígido. Hay dos estudios econométricos sobre esto. Uno de ellos estudia cuál es la tasa de desempleo que no genera inflación en España, y estamos en el 12%. Si se baja de eso aumenta la inflación y no se genera competitividad. Eso es culpa de nuestro sistema laboral. El otro cálculo es la Ley de Okun: los enlaces entre el incremento del PIB y el de la ocupación. Hasta no superar el 2% no se genera empleo. Y así estamos.

Y para colmo, el paro sigue subiendo al tiempo que se dispara la inflación.

Se creyó que al aumentar la inflación bajaba el paro, lo que se llama la curva de Phillips. Pero hay una serie de países, entre ellos España, donde la curva de Phillips se comporta de una manera distinta, porque depende mucho de las exportaciones. Estamos en la zona euro, no se puede devaluar, aumentan los costes y, consiguientemente, el desempleo.

¿Está garantizada la permanencia en el euro?

Yo no defiendo la peseta. Era un elemento inflacionista y entrar en el euro significó un avance. Pero no se puede estar en un área monetaria óptima si no se controla el déficit exterior, el de cuenta corriente y el público. Así es imposible mantenerse dentro del área del euro. Y si se sale ahora, el cataclismo para la economía española es escalofriante: la fuga de capitales nos dejaría tiritando.

¿El déficit en comercio exterior es achacable a los empresarios?

No. En la suma de las exportaciones mundiales España mantiene el porcentaje. Los empresarios que han perdido el mercado interior se las están arreglando fuera y eso es un esfuerzo tremendo. Es una señal de capacidad empresarial importante. Los empresarios están sabiendo salir al exterior, pero, al mismo tiempo, la competitividad de la economía es débil, necesitamos importar mucho para crecer, hay mano de obra extranjera que envía sus fondos fuera, además de haber pedido créditos al exterior. En consecuencia, el bloque de salida es mucho mayor al de entrada.

¿Existe riesgo de fractura social en España?

La frena la institución de la familia. Si pierde fuerza o es menos capaz de amortiguar la crisis porque todos sus miembros queden en el paro, si el gasto del sector público no sirve para atenuar la situación, forzosamente la habrá. Hay otros mecanismos de compensación, como la economía sumergida, que alcanza ya el 20% del PIB, lo que es una barbaridad, de la misma manera que la economía criminal está avanzando.

¿Y los políticos? ¿Le parece defendible en estos momentos los sueldos vitalicios de ex presidentes o que los parlamentarios tengan asegurada la pensión máxima tras 8 años en las Cámaras?

Cuando existen diferencias importantes de ese tipo baja el nivel de bienestar que se mide no sólo por el nivel de renta, sino por comparación de situaciones. Eso hace aparecer la irritación y la tensión. Es un problema que los políticos deberían solucionar con amplitud de miras. Pero, muchas veces, en política se actúa para obtener renta. Así que estamos perdidos.

El Foro de Davos advierte sobre la posible insolvencia de algunas cajas de ahorros.

En el año 95 el presidente de Caja Madrid, Jaime Tejeiro, publicó un artículo advirtiendo sobre la situación de las cajas. No se hizo nada hasta que llegó el desastre de gestión en muchas de ellas. Las medidas del 77 que lanzaron a las cajas a la actividad crediticia, como los bancos, fueron un desastre. Las cajas funcionaron cuando se movieron en un mundo de microcréditos, el Estado les obligaba a invertir públicamente parte de sus recursos y su capacidad de acción era muy pequeña. Por eso no les afectó la crisis bancaria del 77 al 94. Hay que convertirlas en entidades privadas del todo, sin presencia de políticos

Da la sensación de que los mismos que provocaron esta situación son los que siguen dictando las reglas mientras los gobiernos obedecen.

No se olvide de que la crisis financiera nace de una decisión política en Estados Unidos, que autoriza las hipotecas subprime para enmendar la tremenda desigualdad existente en el reparto de rentas y reducir tensión social. El resto de sistemas financieros se fió y todo el mundo miró hacia otro lado. Las políticas económicas de los demás países lo permitieron. Y en España se sostuvo el crecimiento con un endeudamiento exterior enorme. Son necesarias políticas financieras ortodoxas. Hubo muchas voces que advirtieron sobre lo que iba a ocurrir con el endeudamiento español. Pero nadie los escuchó. Ahora se empieza a rectificar, pero estamos a la espera de más sustos en el sistema financiero español cuando se apliquen las decisiones del Banco Internacional de Pagos (Basilea 3).

¿Ve la luz al final del túnel?.

En una depresión económica como ésta es imposible predecir nada.