La CAM no está dispuesta a dar su brazo a torcer ni tampoco a asumir la responsabilidad de la posible ruptura de su alianza con Cajastur, que le dejaría fuera de Banco Base. Así, a pesar de la exigencia de los asturianos para que rebaje su participación en el accionariado del grupo, con la excusa de la elevada mosoridad con la que cerró el año pasado, los responsables de la caja alicantina decidieron ayer mantenerse firmes y exigir el cumplimiento del contrato de integración tal como está redactado, con un porcentaje del 40% tanto para la CAM, como para Cajastur.

Frente a las acusaciones veladas de sus socios de que la entidad podría haber ocultado su verdadera situación durante las negociaciones iniciales del proceso, diversas fuentes de Caja Mediterráneo defendieron la transparencia de las cuentas que, recordaron, están bajo la supervisión del Banco de España y auditadas. Al respecto, fuente oficiales de la CAM señalaron que la caja mantiene su agenda de cara a la próxima asamblea general, en la que se deberá dar el paso definitivo y aprobar la segregación de todos los activos de la entidad, excepto los de la Obra Social, en favor del Banco Base. Eso sí, dejan claro que el proyecto que se someterá a votación es el inicial, el que contempla una igualdad de condiciones entre CAM y Cajastur. En otras palabras, que van a seguir los trámites previstos hasta el final y que, en todo caso, deberán ser el resto de socios los que rompan la baraja.

Así, lo explicaron los directivos de la caja durante la preasamblea preparatoria que se celebró ayer en Valencia y así también lo expresaron los representantes de la entidad que hablaron en público. El vicepresidente territorial de Murcia, Ángel Martínez, dejó claro que la CAM "va a cumplir sus compromisos en toda su amplitud", a pesar de las discrepancias que puedan surgir "en esta parte final de la negociación". También defendió el proceso de "saneamiento" realizado para garantizar el futuro de la entidad.

Preferencia por la Bolsa

Por su parte, el vicepresidente territorial por Alicante, Armando Sala, defendió la vocación de transparencia de la caja y señaló que "a la CAM no le preocupa ni le asusta salir a Bolsa porque ya lo hemos hecho a través de las cuotas participativas". Sala se refería así a otro de los motivos de fricción entre alicantinos y asturianos, ya que estos últimos son partidarios de acudir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para conseguir los 1.447 millones de euros que el grupo necesita para cumplir con las nuevas exigencias de capital del Gobierno, mientras que los directivos de Caja Mediterráneo creen que sería mejor salir a cotizar. Al final el el consejo del pasado miércoles se impusieron las tesis de los asturianos.

Desde Banco Base rechazaron ayer realizar ningún tipo de comentario sobre el asunto. No obstante, fuentes conocedoras de la situación señalaron que Cajastur y los otros dos socios del grupo -Caja Cantabria y Caja Extremadura- consideran que la fusión no puede darse en los términos que se pactó porque, apuntan, las cuentas de la caja alicantina son muy diferentes a lo previsto, con una morosidad del 8,7% y un descenso de más de un 30% de sus reservas. De hecho, creen que la entidad presidida por Modesto Crespo ocultó su verdadera situación durante las negociaciones iniciales y por eso exigen -lo han hecho incluso ante el Banco de España, cuyos gestores son muy próximos a la entidad asturiana- que se reequilibren los porcentajes accionariales. El de la CAM, en su opinión, debería caer del 40% actual al 27%. Otras fuentes, sin embargo, apuntan que Cajastur, simplemente, considera que la fusión con la CAM ya no es "una operación adecuada", que los "números no salen", y prefiere romperla.

La noticia de las nuevas pretensiones de Cajastur causó ayer indignación entre la mayoría de los miembros del consejo de administración de la CAM consultados. No obstante otros sí admitían que los resultados del pasado año no eran los esperados y también apuntaban a la responsabilidad que deberá asumir el presidente de la entidad, Modesto Crespo, si la fusión fracasa. "Aunque nadie se lo pedirá, pero lo lógico sería que dimitiese", aseguraba el citado consejero.

Mientras, los responsables de la CAM siguen también en busca de socios alternativos para evitar una posible intervención del Banco de España en el caso más que probable de que se rompa el SIP. Así, como ayer adelantaba este diario, desde la entidad alicantina ya habrían realizado contactos con la Caixa, el Santander y el Popular. También han entablado conversaciones con el BBVA.