El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, exigió ayer a todas las fuerzas políticas griegas, y en particular a la oposición conservadora, que respalden en el parlamento el plan de ajuste y privatizaciones pactado por el Gobierno de Atenas con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha insistido que "no hay alternativa" ni "plan B". La UE ha condicionado el desbloqueo de la ayuda de emergencia de 12.000 millones de euros que necesita Grecia para no suspender pagos en verano a que el parlamento apruebe el plan de ajuste. La votación está prevista para la semana que viene.

"Grecia vive un momento extremadamente crítico, un momento excepcional. Y en un momento excepcional se necesita un coraje excepcional por parte de todos. La responsabilidad en democracia no corresponde sólo al Gobierno. La oposición, especialmente el mayor partido de la oposición, tiene también una parte de responsabilidad", dijo Barroso en rueda de prensa. "Por ello lanzo un nuevo llamamiento muy vehemente para que haya un esfuerzo de consenso nacional en Grecia, para que haya credibilidad en las reformas", insistió.

"No hay alternativa. Si alguien piensa que sin el programa negociado con la UE y el FMI se podrá encontrar otra cosa o que hay un plan B, es falso. La UE y el FMI no aprobarán otro programa", zanjó Barroso. A su juicio, una solución basada en el aumento del gasto público sería una "receta para el desastre".

Por otro lado, el presidente de la Comisión Europea propuso facilitar a Grecia el acceso a fondos comunitarios ya existentes para incentivar el crecimiento económico del país y luchar contra el desempleo. Barroso tiene previsto presentar la idea a los líderes de los Veintisiete en la reunión que celebrarán el jueves y el viernes en Bruselas. "Grecia tiene potencial para acceder a una cantidad significativa de fondos europeos dentro de la política de cohesión", explicó.

Las mayores firmas germanas y galas salen en defensa del euro

Las empresas francesas y alemanas más importantes han publicado una declaración conjunta en defensa del euro en la que aseguran que actualmente no hay ninguna "alternativa seria" a la divisa común europea y advierten a los políticos de que un "fracaso del euro sería un retroceso fatal para Europa". En el texto publicado en diversos medios franceses y alemanes, estas cerca de 50 compañías, que tienen cinco millones de empleados en el mundo entero y cuya cifra de negocio alcanza los 1.500 millones, aseguran que están preocupadas por el futuro del euro y de la unión económica y monetaria. Por ello, reclaman una política económica europea y unas reglas de estabilidad "más estrictas". "Para evitar en el futuro una crisis como la que atravesamos actualmente, debemos reforzar las reglas de estabilidad", inciden.