Libros, material escolar, uniformes, zapatos… La crisis no sabe de la vuelta al colegio, y tras disfrutar y pagar por unas vacaciones, los que han podido, llega otro desembolso más que importante para muchas familias. Y es que todos estos gastos multiplíquenlos por el número de hijos y auméntenlos a medida de que estos crecen. Por todo ello, es cada día más frecuente buscar fórmulas financieras para poder hacer frente a este importante gasto.

La nómina, fuente de financiación

Las diferentes opciones que ofrece domiciliar la nómina suelen ser los recursos mejores para conseguir financiación, tanto por su coste como por la rapidez en conseguir dinero. Lo más económico es pedir un anticipo de nómina. Nos abonarán en nuestra cuenta el importe de nuestro salario, que posteriormente nos descontarán tras su pago. El principal inconveniente es precisamente este, que en un corto periodo de tiempo (como máximo un mes) tenemos que devolver el dinero, mientras que a favor tiene su nulo coste, sólo necesita tener cierta antigüedad con la nómina domiciliada en la entidad financiera.

La segunda opción es acceder a un préstamo nómina, de concesión rápida y que generalmente tienen como límite un número de mensualidades (de tres a cinco es lo más común). Igualmente exigen cierta antigüedad con la nómina domiciliada, los plazos de devolución suelen ser no muy largos (de seis meses a dos años) pero a cambio los tipos de interés suelen ser más bajos que otros préstamos personales.

Dentro de esta categoría existen préstamos sin intereses, pero que cobran por anticipado una comisión de apertura y/o estudio, este coste tiene que medirse con la TAE de la operación para poder compararla con otros préstamos, ya que hay casos que pueden ser más caros que otros con intereses.

Tarjetas de crédito

Es una opción cómoda y cada día más usada. De hecho, mientras que las de débito se han estancado en los últimos años, las tarjetas de crédito se han multiplicado por ocho en los últimos años hasta superar los 40 millones de plásticos.

Para financiar una compra las más recomendables son las tarjetas con pago aplazado, especialmente diseñadas para fraccionar una operación y con unos tipos de interés más bajos que la mayoría de las tarjetas de crédito. El coste es uno de los principales inconvenientes de estos productos de financiación ya que los intereses de una tarjeta pueden llegar hasta el 25% TAE, y es que en estos productos se suele destacar el tipo de interés nominal mensual mientras que al igual que en los préstamos hay que fijarse en la TAE para poder comparar.

Entre los puntos a favor de las tarjetas está la flexibilidad, tanto a la hora de fraccionar como poder cancelar esta financiación, sin ningún coste adicional, mientras que en la mayoría de los préstamos hay comisión de cancelación.

Por todo ello, hay que comparar las diferentes opciones y evaluar su coste no sólo de los intereses, si no también comisiones y plazos, para intentar que la cuesta de septiembre sea menos empinada.

Antonio Gallardo, Responsable de Base de Datos y Contenidos de www.iahorro.com