El Banco Sabadell es el nuevo propietario de la CAM. Así lo ha anunciado esta tarde el Banco de España, que esperó al cierre de la bolsa para hacer oficial un secreto a voces: la venta de la antigua caja alicantina al banco catalán que finalmente se ha cerrado por un precio simbólico de un euro. El supervisor ha decidió aceptar la oferta presentada por el banco presidido por Josep Oliu, el único que se mantuvo en la puja después de que los tres grandes bancos españoles, Santander, BBVA y Caixabank, se retiraran en el último momento de la subasta.

El Fondo de Garantía de Depósitos comprará el cien por cien del capital de Banco CAM mediante la suscripción de una o varias ampliaciones de capital por un importe total de 5.249 millones de euros, que posteriormente transmitirá a Banco Sabadell por el precio de un euro. En esta cifra se incluyen los 2.800 millones de euros que previamente comprometidos por el FROB. El FGD asumirá el 80% de las pérdidas derivadas de dicha cartera durante un plazo de diez años, compensando la exposición de la CAM al ladrillo de más de 16.000 millones y una morosidad superior al 20%.

El banco presidido por Josep Oliu necesitará además ampliar capital -se habla de entre 2.000 y 2.500 millones de euros- para asumir los activos de la antigua caja alicantina. Además, ante las necesidades de liquidez de la CAM para afrontar los vencimientos de deuda, el Sabadell tendrá también la opción de solicitar avales públicos.

El Sabadell ya anunció su intención de conservar la marca CAM y aprovechará su gran implantación en la Comunitat Valenciana y Murcia, con más de 3,3 millones de clientes particulares. El nuevo grupo financiero acumula activos valorados en 167.000 millones. Juntas, las dos entidades sumarán 2.300 oficinas y más de 17.000 empleados.

La adquisición sitúa al Sabadell en el club de los principales bancos de España con un volumen de activos superior al de Banesto, y continúa con su voluntad de expansión -ha adquirido seis entidades en los últimos doce años, entre ellos el Guipuzcoano en 2011-.

El Banco de España anunció el pasado 22 de julio la nacionalización de Caja Mediterráneo, el inmediato relevo de sus administradores y su sustitución por tres técnicos nombrados por el FROB. Además, anunció la inyección de 2.800 millones para alcanzar los nuevos mínimos de solvencia exigidos por el Gobierno.

La intervención del BE se produjo a petición del propio consejo de la CAM, tras fuertes presiones del supervisor, que había reclamado a la entidad un nuevo plan de viabilidad después de que la caja suspendiera las pruebas de solvencia europeas, en las que obtuvo la peor nota. El fracaso de la fusión con Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria, junto al acercamiento fallido a Ibercaja, precipitaron la decisión del equipo de Miguel Ángel Fernández Ordoñez.