El inicio de la reforma financiera del nuevo Gobierno de España librará a Bancaja de tener que dejar de llamarse «caja» para convertirse legalmente en una «fundación» —cuya única labor sería la de gestionar la obra social— si la necesidad de recapitalización la obliga a diluirse todavía más en el seno del Banco Financiero y de Ahorros de Bankia. Una disposición publicada el último día del año en el Boletín Oficial del Estado (BOE) evita que pasen a ser fundaciones las cajas de ahorros que controlen menos del 50% del capital del banco a través del cual ejercen su actividad financiera. En el caso de Bancaja y Caja Madrid, propietarias de Bankia, sólo poseen el 52% del capital del banco. Cualquier recapitalización de estas dos entidades podría haber complicado su situación. Pero la disposición recogida en el Real Decreto-ley de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público, cambia la norma del 50%.

La modificación del apartado 3 del artículo 5 del Real Decreto-ley 11/2010, de 9 de julio, de órganos de gobierno y otros aspectos del régimen jurídico de las Cajas de Ahorros, pasa a tener el siguiente contenido, con efectos desde ayer mismo: «Si una Caja de Ahorros dejase de ostentar el control, en los términos del artículo 42 del Código de Comercio, de la entidad de crédito a la que se refiere la presente disposición, deberá renunciar a la autorización para actuar como entidad de crédito según lo previsto en la Ley de Ordenación Bancaria de 1946 y proceder a su transformación en fundación especial (...)». Por tanto, se cambia el requisito de tener más del 50% del capital por el de «ostentar el control» en los términos del artículo 42 del Código de Comercio. Esa definición de conservar el control es mucho más laxa y genérica, lo cual permite considerar que existe control incluso en casos en los que no se tenga más del 50% del capital del banco.

La reforma puede ser crucial para el futuro de Bancaja como entidad financiera. Porque si hay una próxima necesidad de recapitalización, Bancaja se encontraba sin capacidad de maniobra para poder ampliar capital o emitir bonos convertibles sin caer por debajo del 50%. La entidad valenciana, por tanto, corría el peligro de verse convertida en una fundación, lo que iba a aumentar el control político de Bancaja por parte de la Generalitat Valenciana.

La finalidad de esta modificación (que sólo anticipa la reforma financiera anunciada por el PP para el primer semestre del año) es que las cajas puedan ampliar capital y, con ello, diluir su participación, sin perder condiciones financieras.

La necesidad de aumentar el capital, según recoge el diario El País, está relacionada con la más que posible exigencia de elevar las provisiones para cubrir la depreciación del suelo y otros bienes inmobiliarios. El Ministerio de Economía estudia un incremento del 20% en las provisiones del ladrillo. Para cubrir esta necesidad, las cajas tendrán que emitir instrumentos que computen como capital, como los bonos contingentes convertibles. Al vender este capital a terceros, podían dejar de controlar el 50% de las acciones y hubieran podido perder su condición de cajas.