Los citricultores valencianos han decidido pasar al ataque para poner fin a las pérdidas que les están ocasionando los precios por debajo de coste de producción que perciben y que, en lo que llevamos de campaña, ya les han ocasionado unos números rojos de 84,47 millones de euros, según anunciaron ayer los máximos dirigentes de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado, de la Unió de Llauradors, ramón Mampel, y de la UPA-UGT, Rafael Cervera, al anunciar una campaña de movilizaciones que tiene por objetivo poner coto a una "situación límite". Las organizaciones agrarias tienen previsto llevar a cabo el próximo 13 de enero una protesta frente a establecimientos de las cadenas de distribución alemanas Aldi y Lidl, que más adelante podrían extenderse a otras grandes superficies. "Quien no responda, nos tendrá a su puerta para reconducir la situación", afirmó Aguado, quien mencionó expresamente a las cooperativas, al comercio (comité de gestión) y a las administraciones. Estas últimas -Presidencia de la Generalitat, Conselleria de Agricultura y Delegación del Gobierno- recibirán hoy la visita de representantes de las tres citadas organizaciones para hacerles entrega de un escrito con sus reivindicaciones.

¿Por qué la ira de los citricultores valencianos se va a dirigir en primer lugar hacia las dos cadenas germanas? ¿Qué las diferencia, en cuanto a precios, de las autóctonas como Mercadona o Consum? Aguado, sin precisar datos, apuntó ayer en rueda de prensa que las ofertas de Aldi o Lidl en Berlín "están muy por debajo de las que hay en Valencia y eso que el coste de transportarlas es mucho mayor. Las clementinas no pueden costar menos en Alemania que en Valencia". Y es que, según el dirigente agrario, esas cadenas utilizan los cítricos "como palanca para otros productos".

La situación, según explicó Mampel, es ciertamente desesperada, porque la rentabilidad de los citricultores está cayendo de forma dramática. A modo de ejemplo, las mandarinas tienen un coste de producción de 0,24 euros por kilo, mientras que el agricultor percibe 0,17. El coste de las naranjas es de 0,20 euros, pero la navel y la navelina se pagan a 0,15 y solo la satsuma está por encima, con 0,23. Según Aguado, los citricultores están vendiendo sus productos un 40 % de media por debajo que hace un año. Las pérdidas, como ha quedado dicho, ascienden por ahora a casi 85 millones -de los que 56 corresponden a las clementinas y 20 a las navelinas-, pero, si no se pone coto a la situación, el presidente de AVA auguró ayer que "se duplicarán o triplicarán" cuando finalice la campaña.

El efecto colateral más perverso de esa negra perspectiva es que el campo valenciano ha perdido ya medio millón de jornales por el cierre de explotaciones y la menor rentabilidad de las que siguen en pie y, según Aguado, es previsible que a lo largo de 2012 se esfume otro millón y continue el cierre de campos. En este sentido, el dirigente agrario expresó su contrariedad por "la pasmosa pasividad de todas las administraciones" ante un problema, que, de ser resuelto mediante unos precios dignos para el agricultor, generaría muchos puestos de trabajo en un momento en que el paro está desbocado. El líder de la Unió llegó a comparar la situación con la del Oeste sin ley de Estados Unidos -Mampel criticó el acoso de la Comisión de Competencia-, pero apuntó que "nosotros no tenemos pistolas para defendernos".