Con el propósito de contrarrestar la generalizada convicción de que la Comunitat Valenciana ha perdido todo su sistema financiero en este proceso de reestructuración, el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, insistió ayer en numerosas ocasiones, en un almuerzo-coloquio organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), en presentar a la entidad como una institución valenciana, incluso como la única que queda tras la venta de la CAM al Banco Sabadell y la inminente subasta del Banco de Valencia tras su intervención por parte del Banco de España.

Tanto en su conferencia inicial como en el posterior turno de preguntas, Rato remarcó la valencianidad de Bankia por el hecho de tener su sede social en Valencia -la operativa está en Madrid-, contar entre sus accionistas (con menos del 19 %) a Bancaja, tener a varios valencianos en su consejo y a algún otro en su cúpula directiva y superar el 20 % en cuota de mercado tanto en créditos como en depósitos. Obviando que Bancaja se ha diluido en Bankia y que la CAM mantiene de momento su marca y estructura ahora formando parte del Banco Sabadell, Rato no tuvo el menor reparo en asegurar que la Comunitat Valenciana ha perdido a dos de sus entidades -la alicantina y el Banco de Valencia- pero que mantiene a otra (Bankia) con más de 300.000 millones en activos.

En ese momento, también se desentendió de cualquier responsabilidad en el Banco de Valencia, en el que Bankia tiene un 27,5 % del capital a través de Bancaja y al que calificó como mera "inversión financiera". Cuestionado por el futuro de la entidad, intervenida el 21 de noviembre y donde la gestión correspondió desde 1994 a los hombres de Bancaja, Rato afirmó que la pregunta debía dirigirse a los actuales responsables de la entidad, es decir, los administradores nombrados por el FROB, aunque acto seguido se lamentó: "Intentamos un acuerdo antes de la intervención" que fracasó. "Su futuro depende ahora del Banco de España", concluyó al respecto. Al término de la conferencia no quiso pronunciarse sobre si José Luis Olivas debe seguir en la presidencia de Bancaja o si Francisco Pons también le debería sustituir -la plaza está vacante- en la vicepresidencia del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia.

Por otro lado, Rodrigo Rato, quien tras ser preguntado por su remuneración se limitó a decir que los salarios en la entidad son "transparentes", pasó de lado sobre los problemas que la fusión ha generado en la entidad por el habitual choque de culturas corporativas. Aquí claramente se ha impuesto la de Caja Madrid, pero el presidente de Bankia lo negó rotundamente y afirmó que de lo que se ha tratado es de crear "una nueva cultura". El exvicepresidente del Gobierno aseguró que la entidad va a mantener la marca Bancaja en la Comunitat Valenciana e insistió en que esta autonomía y la de Madrid son los "dos mercados más importantes" para el banco.

Sólo faltó Olivas

La conferencia de Rato juntó en un hotel de Valencia a lo más granado del empresariado valenciano -incluidos los principales responsables de AVE, que han logrado colocar a su expresidente Francisco Pons en la vicepresidencia de Bankia-; al consejo de administración de esta entidad, que tenía reunión por la tarde y del que forma parte el máximo responsable de la organizadora del acto de ayer, la APD, Francisco Ros, también miembro de AVE; e incluso al expresidente de Bancaja, Julio de Miguel. No apareció el sucesor de este último, José Luis Olivas, quien el 21 de noviembre presentó su dimisión como vicepresidente ejecutivo de Bankia. Los alrededores del hotel estuvieron copados de coches oficiales: a los de Bankia y los dirigentes empresariales -patronal, Feria, puerto, Cámara- había que sumar los del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, el vicepresidente José Ciscar, los consellers de Economía, Enrique Verdeguer, y Hacienda, José Manuel Vela, y la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León.