La aparición de aproximadamente dos puntos más de déficit público en 2011, fruto de las desbocadas cuentas de las autonomías, en su mayoría gobernadas por el PP, ha llevado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a elevar a 40.000 millones de euros el ajuste que será necesario acometer este año para cumplir los requisitos que exige Europa de situar el déficit al final de 2012 en el 4, 4 %. El reto es de un tamaño descomunal, sobre todo si tenemos en cuenta que el nuevo responsable del Ejecutivo español asegura que el ajuste no conllevará un incremento del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), que tiene una gran incidencia sobre el consumo. De todas formas, no hay que olvidar que Rajoy dijo por activa y por pasiva durante la campaña electoral e incluso durante la sesión de investidura como presidente del Gobierno que no subiría impuestos y apenas diez después ya había anunciado un incremento del IRPF. Independientemente de que acabe dando marcha atrás de nuevo, los expertos consultados por este diario se mostraron ayer totalmente convencidos de que si el Gobierno quiere obtener esos 40.000 millones y no pretende aumentar la presión fiscal no le va a quedar más remedio que recortar sin compasión el Estado de bienestar.

El catedrático de Economía Aplicada de la Universitat de València, Vicent Soler, apunta que antes que nada hay que plantear "el problema del rigor en las cifras. ¿De dónde han sacado esta nueva cifra? Que nos expliquen esos 40.000 millones, que nos digan si es verdad o no que las deficitarias son las autonomías y nos aclaren que la cifra no es fruto de un intento por legitimar los recortes anunciados". Dicho esto, Soler se expresó con total claridad respecto al debate: "Es muy difícil no tocar el IVA a no ser que le pegues un gran golpe al Estado de bienestar". En su opinión, si Rajoy no acaba desdiciéndose, como hizo el 30 de diciembre, "tendrá que dejar el Estado de bienestar en una situación lamentable, en especial en sanidad y educación". Soler, que apuntó que el Ejecutivo tiene margen en otras figuras fiscales, como el Impuesto de Sociedades, criticó que las subidas anunciadas hasta ahora y los recortes, sobre todo de salarios, "están siendo fuente de muchas injusticias, porque se aplican de forma lineal".

Por su parte, el catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, Joaquín Maudos, también ve muy difícil conseguir esa reducción del déficit sin subir el IVA. En su opinión, lo que acabará produciéndose es un "hachazo" al Estado del bienestar que tendrá severas consecuencias sobre el empleo. Maudos añadió que esas medidas de austeridad están impuestas por la eurozona y los mercados y, en consecuencia, parecen inevitables, pero, a su parecer, esas acciones de recorte deben ser compatibles con planes para impulsar el crecimiento. Si no es así, los países más castigados, entre ellos España, tardarán mucho tiempo en salir de la recesión a la que están abocados de nuevo. Maudos citó a países como Alemania, Holanda o los nórdicos y les instó a poner en marcha planes de estímulo que "les permita importar y provoque un alza en las economías más afectadas". En este sentido, apuntó que Alemania, tras cerrar 2011 con un déficit del 1 %, puede endeudarse.

Por otro lado, el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, aseguró ayer que el nuevo Gobierno "no excluye" retomar las privatizaciones de Loterías y Aena previstas para finales de 2011 y que fueron anuladas por el cierre de los mercados de financiación. En cualquier caso, el dinero ingresado por el Estado no podría destinarse a reducir déficit.