La prevista salida de Ruralcaja de la Asociación Española de Cajas Rurales (AECR) está más cerca después de que ayer la asamblea de esta organización que integra a todas las cooperativas de crédito españolas a excepción de la andaluza Cajamar, la líder del sector, aprobara una reforma de estatutos que limita al 10 % el derecho de voto de sus socios. La decisión es consecuencia del convulso panorama que viven las rurales, en pleno proceso de concentración y reordenación. La AECR -no es la patronal, función que ejerce la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito- es la propietaria del grupo Caja Rural, del Banco Cooperativo y de las empresas que dan servicios a sus asociadas, principalmente Rurales Servicios Informáticos (RSI), que es la plataforma tecnológica de todas ellas.

Ruralcaja, cabecera de Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM), donde están integradas otras catorce cooperativas valencianas, aprobará el día 17 su fusión con Cajamar en Cajas Rurales Unidas, que actuará como cabecera tanto de CRM como del Grupo Cooperativo Cajamar, del que forman parte cinco valencianas además de las rurales de Canarias y Baleares. En la actualidad, la valenciana representa un 18 % en la AECR y, como tal, contribuye económicamente a la asociación. No obstante, fuente oficiales de Ruralcaja aseguraron que, cuando se constituya Cajas Rurales Unidas, su peso subiría hasta el 40 %. Para poner coto a su posible poderío, las restantes socias de la AECR, comandadas por la de Navarra, forzaron el cambio estatutario aprobado ayer por dos tercios de la asamblea. La respuesta de Ruralcaja a esta derrota prevista fue afirmar que "se reserva el derecho a impugnar la decisión de la asamblea y/o abandonar la asociación". Un portavoz de Cajamar, por su parte, precisó que en cualquier caso, Cajas Rurales Unidas no tiene la menor intención de formar parte de la AECR.

Esta última afirmación pone de relieve que el de ayer fue un nuevo capítulo en la lucha que dirimen las principales rurales del país. La fusión entre Cajamar y Ruralcaja ha descolocado a una parte del sector, que ha forzado con esta decisión la salida de la valenciana del seno de la AECR al barruntar que la nueva caja será un polo de atracción insalvable para muchas cooperativas pequeñas, cada vez más necesitadas de cobijo por el agravamiento de la crisis financiera.