Dice el refrán castellano que marzo ventoso y abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso. Pero por más que el Consell de Alberto Fabra invoque la lluvia y el viento en el primer trimestre vía tijeretazos presupuestarios, no parece que vaya a alejar los negros nubarrones que se ciernen sobre la deuda autonómica. Lejos de las primaveras floreadas y despreocupadas de otros años, las conselleries de Hacienda y Economía se enfrentan a un próximo mes de mayo cargado de compromisos financieros cuya resolución o no marcará la línea roja de las recientes medidas de ajuste anunciadas por la Generalitat.

El Ejecutivo autonómico ha concentrado en el quinto mes del ejercicio de 2012 más de la mitad de todos sus vencimientos de deuda a largo plazo previstas para todo el año. Se trata de, al menos, 2.652 millones de euros que el Consell deberá refinanciar sobre un total de 4.700 millones de euros previstos para todo el ejercicio.

La razón de esta acumulación hay que buscarla en la negociación que ha permitido a la Generalitat evitar el «default» en las última semanas. Entre diciembre de 2011 y la primera semana de enero, el Instituto Valenciano de Finanzas negoció in extremis líneas de crédito a seis meses con un «pool» de bancos compuesto por Bankia, BBVA, CaixaBank y Sabadell en el que participó el Instituto de Crédito Oficial. Finalmente se firmaron líneas de crédito por importe de 1.180 millones de euros que sirvieron para cubrir en parte el vencimiento de los bonos patrióticos emitidos en 2010, la no renovación de un préstamo con el Deutsche Bank por importe de 123 millones (el Gobierno central tuvo que anticipar también parte de sus trasferencias para aliviar la tensión de liquidez) y otras obligaciones.

Sin embargo, todo esto no ha pasado de ser una solución temporal. Las líneas de crédito vencen el próximo 30 de abril, razón por la que la Conselleria de Economía está negociando algún tipo de acuerdo de financiación que le permita diferir los vencimientos. Un préstamo sindicado suscrito con las mismas entidades es la solución preferida por el departamento que dirige Enrique Verdeguer. Pero aún no está cerrado.

El vencimiento de estás líneas de crédito (producto financiero previsto para salvar picos temporales de tesorería) coincide con otros compromisos importantes. El 4 y el 9 de mayo vencen dos emisiones de pagarés a 18 meses por importe de 500 millones de euros cada una que el Consell colocó en noviembre de 2010 a partes iguales entre Bancaja (hoy Bankia) y la CAM (ahora en manos del Sabadell). Los nuevos gestores de ambas entidades están concienciados de que deben prestar apoyo a la Administración autonómica, pero el proceso de saneamiento y reestructuración del sector bancario hace cada vez más complicado contar con el favor de las antiguas cajas de ahorro, sobre todo cuando hay en juego operaciones que puedan poner en riesgo su viabilidad.

A la devolución o refinanciación de estos pagarés hay que sumar 472 millones de euros en bonos patrióticos a un año que el Consell colocó en mayo del año pasado. En total son 2.672 millones de euros que el IVF deberá refinanciar en el quinto mes del ejercicio. A esta cifra cabe añadir vencimientos previos, como 500 millones colocados en otro «pool» de bancos entre los que figuran el Deutsche Bank, el HSBC, BNP Paribas y el italiano BIIS, que deben ser devueltos en febrero, y otros 200 millones también con la CAM que vencen este mismo mes de enero.

Con esta lista de compromisos es inevitable pensar si el ajuste presupuestario anunciado por Fabra en Año Nuevo será suficiente.