Los conflictos sociales del Valencia CF tienen a la promotora de su expresidente Juan Soler al borde del concurso de acreedores. La firma auditora de Urbanas de Levante (matriz del grupo de Soler) Tecea Auditores emitió el pasado verano un informe con salvedades sobre las cuentas anuales de 2010 advirtiendo que la sociedad no ha expresado la imagen fiel de su patrimonio y situación financiera. La principal razón de esta opinión es que Soler no ha provisionado el dudoso cobro de la deuda de 72,3 millones de euros por la venta de las acciones del Valencia CF a otro exmandatario del club, Vicente Soriano.

Los auditores estiman que la posible incobrabilidad de esa deuda debía haber sido reflejada en las cuentas con el consiguiente incremento de los resultados negativos. Soler pactó el 18 de septiembre de 2008 la transmisión de 70.889 acciones del Valencia a Vicente Soriano por un precio total de 85 millones de euros. Para completar la compra, Soriano emitió cuatro pagarés de los que tes han vencido sin que el comprador haya efectuado el desembolso. Soriano fue reuniendo paquetes de acciones con la intención de revenderlas después a mayor precio al grupo uruguayo de inversiones Dalport. Sin embargo, el inversor nunca llegó a desembolsar el dinero y Soriano acumuló una deuda con los socios del club a los que compró los títulos.

Los auditores de Urbanas de Levante concluyeron en su informe de auditoría de 2010 (elaborado en junio del año pasado y depositado recientemente en el Registro Mercantil) advirtieron de que el impago de esa deuda, entre otras consideraciones, ha generado un incertidumbre sobre la capacidad de la sociedad «para continuar sus operaciones con normalidad». Tecea señala también que Urbanas de Levante ha sobrevalorado en sus balance de 2010 el coste de los terrenos e inmuebles adquiridos para su comercialización.

Este cúmulo de circunstancias provocó que Urbanas de Levante cerrase 2010 con un patrimonio neto inferior a la mitad de su capital social. Para evitar caer en los supuestos legales que obligan a la disolución o solicitud de concurso de acreedores, la promotora de Soler logró renegociar parte de su pasivo financiero para transformarlo en préstamos participativos (que computan como fondos propios).

Soler sigue batallando para tratar de cobrar al menos parte del dinero que le adeuda Soriano. Tal como publicó Levante-EMV las demandas interpuestas han prosperado en favor del primer. La Audiencia de Valencia ha condenado a Soriano a abonar 20 millones de euros más otros seis de intereses y costas en una primera sentencia y otros 30 millones más otros nueve por el mismo concepto en la segunda. En total son 65 millones de euros. Soler tiene un tercer pagaré impagado que aún no ha llevado a la justicia a la espera de ver cómo evolucionan los procesos judiciales. Ahora está en fase de ejecución de sentencia y el juez ha ordenado el embargo de bienes de Soriano. El problema para este es que sus acciones en el Valencia han perdido casi todo su valor tras la ampliación de capital que diluyó su participación.

A preguntas de este diario, Juan Soler admitió la delicada situación de su empresa y manifestó que está en fase de ejecución para tratar de salvar la situación. «Sigo luchando y tengo fe», aseguró.