Ricardo Costa Climent

Abogado y Economista

Durante el desarrollo de la crisis económica -inmersa aún hoy en ella se encuentra nuestra economía y la de otros países desarrollados - mucho se ha comentado que uno de factores que la desencadenó fue el hecho de que, de forma previa a su estallido, los agentes económicos "vivieron por encima de sus posibilidades", siendo el crédito fácil y abundante uno de los factores contribuyentes a su configuración.

Así, no es de extrañar, que al hacer referencia a la evolución y perspectivas sobre la crisis, sean muchos los que sostengan que, hasta que los "excesos vividos" no se corrijan, la economía no volverá a retomar la senda de crecimiento. El debate económico actual, entre otros aspectos, se centra en la necesidad de reducir el nivel de endeudamiento o apalancamiento de nuestra economía -tanto público como privada- o lo que es lo mismo, en el necesario proceso de desapalancamiento de nuestra economía. Gobierno y Comunidades Autónomas están poniendo en marcha importantes planes de ajuste de gasto que les permitirán reducir sus niveles de déficit público y de deuda pública, apretándose el cinturón, del mismo modo que familias y empresas han venido haciendo durante estos años. No obstante, el nivel de endeudamiento privado que ha alcanzado la economía es también considerable. Hoy me referiré a su reducción y, por tanto, al proceso de desapalancamiento del sector privado y, por ende, también, al de la economía española.

En este sentido, resulta muy interesante -por las aportaciones que realiza- el Documento de Economía de La Caixa Nº23, de diciembre de 2011, "Perspectiva y desapalancamiento en España". A él me referiré, en sucesivas ocasiones, a lo largo de estas líneas.

El mencionado trabajo señala que el proceso de recuperación en la mayoría de países desarrollados está siendo más lento de lo previsto. Los expertos que han participado en él -Aspachs-Bracons, O.; Jódar-Rosellen, S. y Gual, J.- apuntan como una de las razones el elevado endeudamiento del sector privado. Consecuentemente, debe producirse una reducción de dicho nivel de endeudamiento (un proceso de desapalancamiento). El estudio, al que he hecho referencia, pretende acotar el tiempo y profundidad de los procesos de desapalancamiento. Para ello, se analiza el nivel de endeudamiento de las economías de los países desarrollados midiéndolo en relación al PIB del país, es decir, a través de la ratio endeudamiento.

Sostienen que, debido a avances tecnológicos en el sector financiero o los avances en materia de políticas macroeconómicas, la ratio de endeudamiento que una economía en equilibrio es capaz de sostener ha ido aumentando desde los años 80 y que los países desarrollados se han ido endeudando progresivamente como reflejo de esta mayor capacidad. Gráficamente, los expertos participantes en el documento, plasman la tendencia de la ratio endeudamiento y la evolución promedio del nivel de endeudamiento de los países desarrollados. Tal y como queda plasmado en el artículo, las recesiones globales hacen caer ligeramente la ratio de endeudamiento promedio por debajo de su tendencia, iniciando así un proceso de desapalancamiento.

Resulta muy relevante el análisis que se realiza a lo largo del documento de los procesos de apalancamiento y desapalancamiento durante los últimos treinta años. Así, sostienen que - en promedio -los primeros, duran alrededor de 6 años y la ratio endeudamiento aumenta 24 puntos porcentuales (p.p) y, los segundos, duran cerca de 5 años descendiendo la ratio 19 (p.p.). Mención especial merece el último ciclo de endeudamiento al que hemos asistido, el estudio de La Caixa pone de manifiesto, que ha durado 9 años en promedio, subiendo la ratio de apalancamiento 61 p.p. Destacables son también los datos que recoge sobre el caso español: la ratio entre el crédito al sector privado y el PIB casi se triplicó en poco más de diez años. En 1995 representaba el 65% del PIB mientras que en 2010 alcanzó el 170%. Además se destaca que la ratio de apalancamiento de la economía española se encuentra 50 p.p, por encima de la ratio sostenible de largo plazo, un nivel muy superior al promedio de los países desarrollados. Dicha situación deberá ser corregida.

Las vías para reducir la ratio de apalancamiento son pocas: reducir el volumen de crédito o aumentar el PIB del país, existiendo ciertos condicionantes. En este sentido, el artículo pone de relieve que los procesos de desapalancamiento asociados a una recesión económica son más cortos y menos intensos, los asociados a una crisis bancaria son más largos y profundos y los ligados a una crisis inmobiliaria se encuentran en un punto medio. Los autores del artículo trabajan con dos escenarios posibles de desapalancamiento para la economía española: uno, siguiendo el patrón marcado por otros países que han sufrido crisis inmobiliaria y otro, siguiendo un patrón parecido a los episodios asociados a una crisis bancaria e inmobiliaria. Personalmente, sólo me referiré al segundo de los escenarios posibles por ser sus resultados menos conservadores y por considerar que para nuestro país puede asumirse el caso de una crisis bancaria e inmobiliaria. En este escenario, tal y como concluye el estudio, el proceso será profundo y duradero, la ratio apalancamiento se situará en el 141% del PIB en 2017, por debajo de la ratio a largo plazo.

Como ya se ha señalado anteriormente, la ratio de endeudamiento sólo puede reducirse a través de una reducción del crédito o un incremento del PIB. En este sentido, el artículo concluye que la reducción de liquidez y la recuperación de la confianza sobre la solvencia del sector financiero español son claves. El Real Decreto-ley 2/2012, de 3 de febrero, de saneamiento del sector financiero, contribuirá a alcanzar dicho objetivo. Mediante las medidas que esa norma contempla: sacar al mercado a su valor real los activos inmobiliarios dotando provisiones para cubrir las pérdidas, fusiones, etc. se reforzará y saneará nuestro sistema financiero aumentando la liquidez en el sistema. Si esto es así, el control del crédito no afectará al PIB. Si éste se viera negativamente afectado, ratio no disminuiría si no que aumentaría. Otra conclusión a la que llega el estudio es que, para reducir la ratio de apalancamiento de nuestra economía resulta fundamental avanzar en la resolución de la crisis de la deuda soberana y en la adopción de las reformas estructurales.

Control del gasto

Así, resultan destacables el ajuste presupuestario y la reforma laboral. De un lado, el control del gasto de las Administraciones Públicas resulta fundamental para cumplir nuestros compromisos ante la UE y contribuir a solucionar los problemas de deuda soberana. La reforma laboral constituye una de las reformas estructurales más esperada y necesitada, no obstante, resulta muy relevante seguir avanzando en este espíritu reformista. Son necesarias reformas estructurales que aumenten la productividad y competitividad de nuestra economía y pues nos permitan hacer frente a los nuevos retos que plantea un mundo tan globalizado como el actual. Además, el artículo "Perspectiva y desapalancamiento en España" también señala que mejoras en la productividad de las economía no solo permitirían incrementar la producción sin requerir un mayor nivel de crédito, elevarían, además, el nivel de endeudamiento sostenible a largo plazo y reducirían la necesidad de desapalancamiento. Ante esta afirmación, son las reformas estructurales las que nos ayudarán a iniciar una recuperación sostenible en el tiempo y, además, reducirán nuestras necesidades de ajuste. De este modo sila crisis no terminará hasta que finalice el proceso de desapalancamiento, avanzando para que nuestras necesidades de ajuste sean menores la crisis terminará antes.