Vuelta a empezar. En este caso con un aspirante menos. Bankia y la CAM (aún en manos del FROB hasta que el Sabadell tome el control en abril) han roto las negociaciones con el grupo Capio para venderle la concesionaria valenciana de hospitales Ribera Salud. Las exigencias financieras y el incumplimiento de las compromisos iniciales planteados por la aspirante dirigida por Víctor Madera han sido determinantes para que ambas entidades financieras rompan la baraja y hayan abierto un nuevo proceso de puja. El descarte de Capio abre la puerta a una nueva negociación con el fondo de capital riesgo Atitlán, que gestiona Roberto Centeno, yerno del presidente de Mercadona, Juan Roig.

Capio Sanidad logró en noviembre del año pasado la exclusividad para desarrollar una «due diligence» sobre Ribera Salud y cerrar una operación de compra. El precio ofertado inicialmente por el operador (110 millones de euros) y su trayectoria en el negocio de la salud fueron determinantes para descartar en un primer momento la opción de Atitlán y la del fondo de inversión Mercapital.

Sin embargo, una vez finalizada la «due diligence» Capio «no cumplía con la oferta planteada» y tras varios tiras y aflojas el proceso negociador se ha quebrado, según fuentes solventes. Sobre las conversaciones planeaban las dudas sobre la capacidad de la Generalitat de cumplir sus compromisos, si bien el Ejecutivo de Alberto Fabra, ha garantizado todos los pagos. La operación se reinicia ahora en un escenario muy distinto al del otoño del año pasado. Juan Roig cuenta con una persona de su confianza en la cúpula de Bankia, el vicepresidente Francisco Pons, y la CAM va a pasar de inmediato a manos del Sabadell, al que el dueño de Mercadona acaba de dar un voto de confianza al comprar a título personal dos millones de euros en acciones.

La sanidad es uno de los sectores estratégicos en los que Atitlán quiere invertir. Ha suscrito una alianza con la aseguradora Asisa para acceder a proyectos ligados a la salud y aspira a comprar también a CaixaBank el 51 % que posee en el Hospital de Alzira (el restante 49 % lo tiene Ribera Salud) a través de Adeslas.

El grupo concesionario factura 380 millones en 2011

La apertura de los hospitales públicos de gestión privada de Elx y Torrejón de Ardoz (Madrid) dispararon el año pasado las cifras de facturación de Ribera Salud. El grupo concesionario que dirige Alberto de Rosa rompió sus propios registros con más de 380 millones de euros de cifra de negocio, según reveló el director financiero Pablo Gallart en la última edición de Forinvest en Valencia. El Ebitda estimado, a falta del informe de auditoría, es de 32 millones de euros, lo que consolida a Ribera Salud en el grupo de las diez mayores empresas en volumen de facturación de la Comunitat Valenciana.

La empresa participada al 50 % por Bankia y la CAM participa actualmente en las concesiones hospitalarias y de atención primaria de Alzira, Dénia, maniste, Elx, Torrevieja, Torrejón de Ardoz y San Sebastián de los Reyes (laboratorios). Además participa en la firma de resonancias Erescanner Salud.

En las últimas semanas se han producido acercamientos entre las cúpulas de Ribera Salud y el fondo de inversión Atitlán, que dirige Roberto Centeno, yerno del dueño de Mercadona, Juan Roig. Atitlán nunca llegó a digerir su exclusión del proceso en favor de Capio Sanidad por lo que todo indica que ahora pondrá toda la carne en el asador para tratar de hacerse con la empresa.

Precisamente la Asociación Valenciana de Empresarios, de la que Juan Roig, es uno de sus líderes, planteó esta semana al vicepresidente del Consell, José Císcar, la necesidad de dar más papel a la iniciativa privada en la gestión de servicios públicos, entre ellos la sanidad.

Uno de los problemas que arrastraba Ribera Salud, y que está en el origen de las primeras diferencias con Capio, era el de los retrasos en los pagos de la Generalitat. Sin embargo, el PP ha enmendado su propio decreto de plan de pagos a proveedores para que se incluyan las concesiones, lo que asegura a Ribera Salud el cobro de todos los atrasos.

Bankia y la CAM (que va a pasar a manos del Sabadell) siguen interesadas en vender la empresa concesionaria con la intención de obtener liquidez. El nuevo proceso de venta es abierto, por lo que Atitlán deberá competir con otros aspirantes. El deseo de los actuales socios es obtener el máximo de rentabilidad en la operación y no parecen dispuestos a soluciones que impliquen tener que financiar la venta de su propia empresa.