El Gobierno francés desdramatizó hoy la pérdida de la triple A que le asignaba la agencia de calificación Standard's & Poor's (S&P), aunque no descartó aplicar nuevos ajustes, mientras que la oposición socialista identificó la rebaja crediticia con un fracaso de la política de Nicolas Sarkozy.

"Las medidas presupuestarias que hemos tomado son suficientes en este estado", aunque Francia podría aplicar nuevos ajustes si fuera "necesario", una vez que el Gobierno tenga "una mejor visibilidad" sobre el crecimiento económico, señaló el primer ministro galo, François Fillon, a cien días de las próximas elecciones presidenciales.

Dichos ajustes, adelantó Fillon ante los medios de comunicación, podrían llegar en forma de "reformas estructurales" para reducir los costes laborales y anunciarse tras la cumbre social que se celebrará el próximo miércoles.

El Ejecutivo ya anunció un primer plan de ajuste el pasado agosto, para ahorrar 12.000 millones de euros entre 2011 y 2012, y un segundo en noviembre, para economizar 18.600 millones de euros de las arcas públicas entre 2012 y 2013.

No obstante, el primer ministro recordó hoy que su Ejecutivo se dotó de "márgenes de precaución en el presupuesto para 2012", del orden de unos 6.000 millones de euros y precisó que los intereses que Francia ha pagado por su deuda son inferiores a los contemplados en el presupuesto.

Así, el pasado viernes Francia colocó bonos a diez años con un interés del 3,03 %, mientras que el Ejecutivo reflejó en el presupuesto una deuda media del 3,7 % para el presente año, agregó Fillon.

El pasado 24 de noviembre, Francia llegó a pagar intereses del 3,66 % por ese tipo de bonos.

La decisión de S&P se trata de una "alerta" que no debe ser "subestimada" pero tampoco "dramatizada", insistió el primer ministro, quien contextualizó que la rebaja crediticia afecta a 16 países de la zona euro e insistió en la idea de que las agencias de notación no determinarán ni las políticas ni la agenda del Gobierno galo.

Fillon se esforzó por restar importancia a la repercusión de la decisión de esa agencia, que sitúa a Francia en el segundo de 21 niveles de confianza, y recordó que Fitch y Moody's aún siguen manteniendo la triple A de Francia.

El cambio de paso de Fillon se debe a que el Gobierno y el propio jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, se habían fijado como el objetivo de mantener la triple A hasta las próximas elecciones presidenciales.

No en vano, el propio Fillon declaró meses atrás que conservar la máxima calificación crediticia era "una condición necesaria para proteger" el modelo social de Francia.

En clave electoral, la pérdida del sobresaliente financiero francés supone un revés para la popularidad del jefe del Estado, que empezaba a recortar distancia en los sondeos contra François Hollande, el aspirante socialista y favorito en las encuestas.

Hollande, que compareció horas antes que Fillon ante los medios, aseguró que la degradación de la nota de Francia pone en entredicho "la credibilidad de la estrategia llevada a cabo desde 2007" por Sarkozy.

"Esa batalla, y lo lamento, se ha perdido", señaló el candidato socialista, quien denunció "falta de coherencia, de constancia, de clarividencia y, sobre todo, de resultados".

Hollande criticó que la deuda de Francia haya alcanzado "un récord histórico" de 600.000 millones suplementarios desde 2007 y que "la competitividad se ha debilitado, con un déficit comercial de 75.000 millones de euros".

Fillon, en su réplica, aseguró que "Hollande es particularmente torpe al pretender" que es la política de Francia "la que ha sido sancionada" y recordó que los socialistas se negaron a apoyar la reforma del sistema de pensiones o la "regla de oro" del equilibrio presupuestario.

En cuanto a la repercusión de la degradación francesa en política comunitaria, Fillon señaló que no hay "ningún motivo" para que cambien las relaciones con Alemania, que calificó de "estructurales".

"Alemania sabe muy bien que no puede haber prosperidad sostenible sin una zona euro en crecimiento, una zona euro fuerte, una zona euro estable", aseguró Fillon, quien abogó por que la Unión Europea asuma "medidas de crecimiento".