A la espera de que su propio patronato y la asamblea de Bancaja, el próximo otoño, ratifiquen el acuerdo que implica su total independencia de la antigua entidad de ahorros, la Fundación Caja Castellón está pergeñando ya los nuevos estatutos por los que se regirá en el futuro. Una de las cuestiones que ya está decidida, según las fuentes consultadas por este diario, es que los grupos representados en la asamblea de la caja no formarán parte del nuevo patronato de la entidad, que en la actualidad se nutre con todos los consejeros generales de la caja con residencia en Castelló y que eran nombrados por la Generalitat, los ayuntamientos, los impositores y los empleados. La Real Sociedad Económica de Amigos del País no estaba en este foro, dado que es la fundadora de la Caja de Ahorros de Valencia y, por tanto, solo está en la Fundación Bancaja.

Las mencionadas fuentes aseguran que este modelo es muy posible que también se repita en la Fundación Bancaja, lo que implicaría que las asociaciones de impositores como la AI, por el PP, y la UCE, por el PSPV, los sindicatos y los partidos políticos ya no tendrán representantes en la entidad. Tiene su lógica en tanto en cuanto Bancaja desaparece como entidad financiera—su negocio se integró en BFA/Bankia y ya no tiene clientes ni apenas empleados—, y se convierte en una fundación de carácter especial de la que no formará parte la Fundación Caja Castellón, formalmente separada de la Fundación Bancaja desde que las cajas de Castelló y Valencia se unieron en 1991, pero que se nutría de los beneficios de la entidad de ahorros. Ahora será independiente. Va a recibir a cambio una dotación fundacional de 20 millones, con cuyos rendimientos financieros y el alquiler de inmuebles deberá sufragar su actividad.

La reforma estatutaria mantendrá las plazas como patronos del presidente de la Diputación de Castelló, del alcalde de la ciudad y del rector de la Universitat Jaume I (UJI), pero va a suprimir la plaza que reservan a los expresidentes de la propia fundación desde 2009. Esta cláusula estaba destinada a la continuidad en los órganos de gobierno de Antonio Tirado, todavía vicepresidente primero de Bancaja, pero se elimina en principio porque Tirado está decidido a no seguir vinculado a la entidad.

El lugar de los consejeros generales de Bancaja lo ocuparán con los nuevos estatutos exaltos cargos públicos como los expresidentes de la Diputación, lo que abriría la puerta a Carlos Fabra, exalcaldes de la ciudad, como el propio Tirado o José Luis Gimeno, y exrectores de la UJI. Esta universidad aportará más patronos, porque se baraja que entre cinco y diez sean elegidos de entre los premios extraordinarios concedidos por esta universidad en los cinco años anteriores a la designación.

Si este diseño se mantiene, los exaltos cargos y los premios extraordinarios elegirían a su vez a entre cinco y diez personas de reconocido prestigio en la sociedad castellonense para completar el patronato. De entre esas personas surgiría el nombre del presidente de la fundación.

También está previsto que puedan formar parte del órgano de gobierno empresas que hagan una aportación relevante al presupuesto anual. Asimismo, si alguna empresa quiere realizar parcial o totalmente su acción social a través de la fundación se le haría un hueco. Esta última posibilidad está pensada fundamentalmente por si Bankia, cuando supere la actual fase de nacionalización, decide implicarse en sus territorios de origen y apoyar o desarrollar actividades socioculturales.

La nueva Fundación Caja Castelló nace con unos recursos muy limitados, en especial en esta etapa de crisis. Es por ello que en la entidad justifican el expediente de empleo que supone el despido de 38 de sus 44 empleados. La reforma de estatutos podría servir de referencia para la nueva fundación Bancaja, si bien su diseño lo trabajan muy discretamente la Generalitat y el presidente de la caja, José María Mas Millet, que todavía no han efectuado ningún contacto con los socialistas.