La directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, reconoció la semana pasada que "poco más se le puede pedir a España, que ya ha hecho lo que nosotros le hubiéramos exigido". Sin embargo, si España solicita finalmente que el Banco Central Europeo compre bonos de deuda españoles en el mercado secundario, tendrá que ser a través de los recursos del fondo de rescate. El mecanismo establecido para dicha solicitud implica suscribir un nuevo memorándum de entendimiento, otro "MoU", que recoja las nuevas exigencias de recorte y austeridad de la Comisión Europea. España ya tuvo que suscribir uno de estos memorandos para conseguir el préstamo de hasta 100.000 millones de euros para recapitalizar el sistema financiero.

La postura del Ejecutivo de Mariano Rajoy hasta el momento ha sido que sobre el papel, España ya ha llevado a cabo los recortes y las medidas exigibles antes de solicitar una ayuda de esas características y cumple con los requisitos que se le pueden exigir: no sobrepasar el estricto del límite del déficit, efectuar recortes en sectores tan delicados como la sanidad y la educación pública, acometer la reforma laboral exigida por Europa, reducir la engordada estructura de las administraciones públicas, subir el IVA, eliminar la deducción por compra de vivienda o reformar el subsidio por desempleo.

El plan que el Gobierno envió a Bruselas el viernes cuantifica estos recortes, reformas e incrementos tributarios en 102.149 millones de euros hasta 2014. Así y todo, los expertos consideran que aún quedan sectores en los que podría aplicarse la tijera si el BCE lo exige. Entre ellas está pendiente la reforma energética, acelerar el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, y está en el aire la modificación de las políticas activas de empleo y formación. Las pensiones, en principio, seguirían a salvo, según Rajoy.