Los responsables de Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM) han decidido llevar hasta sus últimas consecuencias la estrategia que está desarrollando la mayor parte del sector de adelantar las nuevas provisiones exigidas por los activos vinculados al ladrillo para quitarse de encima esta carga cuanto antes. Aunque su inminente fusión con Cajamar le habría dado hasta dos años para cumplir con los nuevos requerimientos del Gobierno, el grupo liderado por Ruralcaja ha cargado la totalidad de las nuevas dotaciones -más de 90 millones de euros, en su caso- sobre el balance del primer semestre a pesar de que esto le haya supuesto entrar momentánea en números rojos.

En concreto, las cuentas del grupo reconocen unas pérdidas de 57 millones de euros entre enero y junio de este año, una cifra que contrasta con los 5,5 millones de euros que ganó en el mismo periodo del año anterior e incluso con el incremento del 39% en los beneficios que CRM había declarado en el primer trimestre. De hecho, desde la entidad señalan que ha sido precisamente la buena marcha del negocio la que les ha animado a absorber todo el golpe de una sola vez, para dejar atrás definitivamente la crisis y abordar la integración con Cajamar libres de cargas. Igualmente, aseguran que volverán a ganar dinero antes de fin de año y que el balance anual registrará beneficios.

Al respecto, las cifras facilitadas por el grupo cooperativo muestran importantes avances en las principales magnitudes del negocio. El margen de interés, que resulta de la diferencia entre el precio pagado por la entidad para conseguir fondos y el que cobra a sus clientes por los créditos, arroja un crecimiento del 43%, hasta los 84 millones de euros, lo que indica una mejora en la gestión de los diferenciales. Esto, a su vez, ha permitido que el margen de explotación prácticamente se triplique con respecto al último ejercicio, al pasar de 11,5 millones a 33,24.

Tanto Ruralcaja como los otras 14 entidades de menor tamaño que conforman CRM también siguieron ajustando costes en la primera parte del año y rebajaron un 6% sus gastos de administración, que incluyen tanto al personal como al resto de costes de funcionamiento. Todo ello consiguió que el ratio de eficiencia experimentara un salto más que notable al pasar del 82% al 66%, lo que significa que por cada cien euros que ingresa la entidad sólo gasta 66.

Además, en plena recesión y con el sector financiero español inmerso en una cruel batalla por la captación de pasivo, el grupo presidido por Eduardo Ferrer y dirigido por Juan Antonio Gisbert logró incrementar el volumen de depósitos de sus clientes y su activo total creció un 5% hasta alcanzar los 11.844 millones de euros.

CRM sostiene que los 90 millones de euros en dotaciones extraordinarias superan incluso las exigencias de los dos reales decretos promovidos por el ministro Luis de Guindos para reforzar la solvencia del sector y apuntan que se trata de una cantidad suficiente para poder olvidarse para siempre «del riesgo del ladrillo».

Pendientes de la integración

De esta forma, el principal reto que el grupo valenciano tiene para lo que queda de año es su integración con Cajamar para formar Cajas Rurales Unidas (CRU), una fusión que debía estar a pleno rendimiento para este verano pero que, por diversos motivos, se ha retrasado. La nueva fecha para iniciar la integración operativa de sus redes, formadas por 1.474 oficinas, es el próximo 12 de octubre. CRU aglutinará a un total de 22 cooperativas y será el principal operador de este sector con un volumen de activos de 65.000 millones.