?

Los cultivos de palmeras atraviesan un futuro incierto ante el desplome de ventas y la extensión del picudo rojo en toda la Comunitat Valenciana. Esta temible plaga -detectada por primera vez en 2004- causa estragos en el sector agrario al disparar costes de explotación en viveros y huertos, cuyas producciones sufren de lleno la caída de la demanda en España, sobre todo al disminuir la adjudicación de obras civiles e intraestructuras y la construcción de viviendas y otras edificaciones.

En este ya prolongado período de crisis la cifra de este negocio tan sólo representa un 40 % de la facturación generada en años anteriores a la recesión, mientras que siete de cada diez pequeños productores de huertos de palmeras han abandonado esos cultivos, aseguran fuentes de las principales asociaciones de Valencia y Alicante.

Lejos de parecer un paraíso tropical, los campos de palmeras ubicados en comarcas como La Ribera, La Costera, la Safor o la Canal de Navarrés, entre otras, sufren la paralización del mercado interior. Sin grandes posibilidades de comercialización y de búsqueda de nuevos clientes, los agricultores padecen más la crisis que los viveristas profesionales.

El propietario de una explotación en Cullera y presidente de la Asociación Botánica de España de Palmeras y Cycas, Patricio Hinojosa, se muestra contundente al asegurar que una de las tablas de salvación para recuperar la rentabilidad del sector es la búsqueda de mercados exteriores. "Los que exportan, a países del área mediterránea principales clientes de las palmeras valencianas sobreviven a la crisis de demanda. Los campos se abandonan porque ya no hay precios". Algunas variedades de palmeras como la washingtonia (originaria de California y México) ha reducido su valor de 15 a 3 euros por unidades en el campo. "La obra pública no tira y los ayuntamientos, tampoco pagan", lamenta Hinojosa al aseguran que muchos profesionales valencianos han optado por dar portazo a las peticiones de las corporaciones locales.

Este representante de la organización agraria AVA-Asaja también reconoce que el "picudo rojo y la crisis están cerrando muchos negocios". En parecidos términos, Santiago Pascual, secretario local de la Unió de Llauradors en Elx, reconoce que el abandono de campos tiene que ver con "la absoluta falta de rentabilidad. Los agricultores arrancan plantas por la caída de precios y de la demanda en toda España", puntualiza. Según Pascual, aquellos huertos "eran rentables hace quince años, pero no en la actualidad, cuando también se disparó la especulación por parte de algunos agricultores que decidieron abandonar cultivos tradicionales por el las palmeras". Los costes de explotación se han disparado porque se disparan tras los doce tratamientos anuales que requieren para hacer frente a la devastadora plaga del picudo. Además, "los pequeños productores no pueden regar y podar", comenta Santiago Pascual.

El presidente de la Asociación de Viveristas de Alicante, Moisés Agulló, que aglutina una treintena de firmas con la mayor producción de España, estima que los productores de palmeras gastan al año 500.000 euros para protegerse del picudo con tratamientos de prevención. "La situación es muy difícil", reconoce. También apunta que el índice mortandad del cultivo es cada vez más elevado. Elx, en particular, y la comarca de El Baix Vinalopó acaparan el 85 % de los palmerales de la autonomía.

"Es la crisis más

dura de la historia"

El propietario de un vivero en Cullera y presidente de la Asociación Botánica de España de Palmeras y Cycas, Joaquín Hinojosa, una auténtico autoridad en el sector, reconoce que la situación es "una de las más duras de la historia. No se vende por el estancamiento de la obra pública y de la construcción de viviendas unifamiliares", reconoce. Pese a todo, Hinojosa mantiene en su Edén particular, una finca con 2.500 especies vegetales (con 160 variedades de palmeras) en Sueca, su pasión por este tipo de cultivos, donde la Comunitat Valenciana alberga el 90 % de la producción de toda España.