El calentamiento global, el cambio climático, el agujero de la capa de ozono... Son conceptos que en mayor o menor medida están presentes en la vida cotidiana de los ciudadanos, que se preocupan por el medio ambiente y la calidad de vida de hoy y la del día de mañana para sus hijos. La posibilidad de sufrir una catástrofe ecológica causa auténtico temor.

No obstante, un estudio de centro de investigaciones Sociológicas (CIS) publicado en enero concluye que a pesar de esta creciente preocupación, los españoles todavía suspenden en conciencia ecológica. "El ciudadano ecológico español no existe", dice taxativamente el informe del CIS. En la investigación sobre "ciudadanía y conciencia medioambiental en España" se afirma que la creciente aceptación de valores medioambientales por parte de los ciudadanos españoles "no encuentra correspondencia en el desarrollo de prácticas y estilos de vida sostenibles". Dicho de otro modo: "Se ve claramente una brecha entre la conciencia ecológica y la práctica ambiental".

No obstante, las últimas encuestas del CIS desvelan que, en relación con los hábitos de consumo y estilo de vida, la población se muestra mucho más concienciada. "En el terreno intermedio de las prácticas domésticas no obligatorias, como el reciclaje o el ahorro de energía, nos encontramos con una adhesión creciente, pero también escasa, indicativa de la obsolescencia de la mayor parte de las costumbres domésticas españolas", explican los autores del informe.

Uso racional de la energía

La energía es motor de la vida diaria. El uso energético requiere recursos cuyo aprovechamiento impacta de manera negativa en el medio ambiente. De ahí que sea necesario optar por un sistema energético que minimice estos efectos, y que a la vez garantice la actividad industrial, social, agrícola... y también en el hogar.

Una parte considerable del consumo energético se produce en el hogar y cada vez son más las personas conscientes del de su capacidad para ahorrar recursos y dinero. Los consumidores pueden hacer mucho a través de sus hábitos de vida. Pueden y deben ejercer su responsabilidad individual a la hora de cuidar y mejorar nuestro entorno.

Casi un 10% de la energía que se consume en casa se derrocha, lo que supone una pérdida aproximada de 400 millones de euros al año en los hogares andaluces. Apagar todas las luces antes de acostarse, cubrir las rendijas para impedir la fuga de energía, usar la lavadora y el lavavajillas a plena carga, o utilizar elementos de sombreado para evitar el calor (toldos, persianas, porches...) son pequeñas medidas con las que los ciudadanos podrían evitar hasta un 40% de esas pérdidas de energía.

La energía que malgastan tan sólo 10 hogares en un año serviría para ver más de 100.000 horas de televisión, poner más de 5.000 veces la lavadora a plena carga o utilizar el frigorífico durante 15 años. Vale la pena, con económico. Sin que nos demos cuenta gastamos mucha energía y, en bastantes casos, la derrochamos, incrementando nuestra factura eléctrica y el gasto en combustible yendo solos en el coche al trabajo, dejando el ordenador todo el día encendido, apagando la tele con el mando a distancia?

Los equipos de alta eficiencia energética pueden ser de gran ayuda para el ahorro en el consumo. El que más consume es el frigorífico, porque permanece encendido 24 horas. Por eso, es muy importante fijarse en su etiqueta energética y elegirlo de clase 'a' o superior cuando se vaya a comprar uno nuevo, la misma clasificación que deberían tener todos los electrodomésticos de casa. Un frigorífico de clase 'a++' consume en 15 años el equivalente a 503 euros frente a uno de clase 'g' que consume 2.094 euros.

Hay que procurar encender las luces sólo cuando sea necesario. Y al hacerlo, que sean de bajo consumo ya que gastan hasta un 80% menos que una bombilla incandescente. Aunque no lo parezca, los aparatos en 'standby', los que se dejan con el piloto rojo encendido, gastan más del 5% de la energía eléctrica que se consume en casa. Para apagarlos completamente de una vez, pueden utilizarse bases de conexión múltiple con interruptor.

Igualmente, cuando no vayamos a utilizar el ordenador durante periodos cortos podemos apagar solamente la pantalla, con lo que ahorraremos energía. Si se prevén ausencias superiores a 30 minutos, es preferible apagarlos completamente. Y sin olvidar que el salvapantallas que menos energía consume es el de color negro.

Algo que sube el consumo sin darnos cuenta es el aislamiento de las ventanas. Entre el 25% y el 30% de las necesidades de calefacción y frío se deben a pérdidas a través de ellas. Es importante comprobar que cierran bien y, si es posible, incluir ventanas más eficientes

El cualquier caso, la mayor parte de la demanda energética proviene del transporte. Si no queda más remedio que coger el coche, lo mejor es compartirlo con algún compañero para ir al trabajo y aplicar los consejos de la conducción eficiente, como por ejemplo, levantar el pie del acelerador al acercarnos a una rotonda o circular en la marcha más larga posible. Con ellos, el ahorro rozará los 200 euros anuales en combustible, amén de evitar emisiones contaminantes.

Introducir más biocombustibles al repostar es otra forma de ahorrar. Hoy en día existe el biocarburante (bioetanol o biodiesel), mezclado o aditivado en la gasolina y gasoil convencional en proporciones inferiores al 5% en volumen. Pero se le puede añadir hasta el 10% para los motores de gasolina y hasta el 30% para los de diesel, en las biogasolineras que existen.

La 'huella de carbono'

Estos pequeños gestos de ahorro ayudan a reducir nuestra 'huella de carbono', un concepto extremadamente útil para conocer el impacto que nuestra actividad diaria tiene en las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal responsable junto al metano del efecto 'invernadero' que está recalentando el planeta y provocando cambios en el clima.

En la actualidad, son muchas las instituciones que ofrecen en la red calculadoras capaces de establecer nuestra 'huella' como consumidores. Desde que suena el despertador e incluso antes, mientras se duerme, el ser humano está generando impactos sobre el planeta que pueden cuantificarse.