El Banco de Valencia cambiará de manos con una valor negativo de 6.340 millones de euros. Esa es la conclusión sobre el coste liquidativo final de la entidad valenciana a la que ha llegado el Fondo Ordenado de Reestructuración Bancaria (FROB) a partir de tres informes encargados a otros tantos expertos independientes. La comisión rectora del FROB aprobó el pasado 14 de diciembre los valores económicos tanto del banco valenciano como de Novagalicia Banco y Catalunya Banc. En conjunto sumar un valor neto negativo de 16.105 millones de euros.

La cifra definitiva estimada por el fondo bancario es bastante inferior a la que barajaba la consultora Nomura para la liquidación completa del Banco de Valencia. El Ministerio de Economía esgrimió ante las autoridades europeas que liquidar a trozos la entidad centenaria sería mucho más gravoso que emplear el dinero procedente del rescate financiero para sanearla y adjudicarla a un tercero. Nomura calculaba en 10.500 millones el coste de esa liquidación.

Finalmente ha sido La Caixa la que se ha quedado el banco por un euro y un esquema de protección de activos (EPA) que la blindará ante futuras pérdidas por un período de una década. El 72,5 % de las pérdidas que registre como consecuencia de la adjudicación del Banco de Valencia serán cubiertas por el FROB. Se calcula que este agujero rondará los 600 millones de euros. Previamente a esta operación, que se cerrará en el primer trimestre del próximo año, el Banco de Valencia recibirá 4.500 millones de euros procedentes del fondo de rescate bancario. El dinero ya ha sido trasferido por la Unión Europea al Gobierno español.

Las ayudas recibidas por el banco valenciano se completan con los 1.000 millones que recibió en mayo pasado cuando fue intervenido y nacionalizado.

Más que Wyman

Todos estos fondos (6.100 millones en total, cerca de la cifra calculada el pasado 14 de diciembre por el FROB) superan ampliamente los 3.462 millones que la consultora Oliver Wyman calculó en septiembre que necesitaba la entidad ahora controlada por José Antonio Iturriaga por delegación de Economía.

Además, el Banco de Valencia, como entidad nacionalizada, trasferirá a la sociedad de gestión de activos (el llamado banco malo) cerca de 6.000 millones en inmuebles adjudicados y crédito promotor. Por su parte, los inversores de preferentes y deuda subordinada soportarán altos porcentajes de pérdidas, mientras que los accionistas actuales perderán prácticamente toda su inversión. Bankia ha llegado a poseer el 38 % del Banco de Valencia, mientras que el resto se repartía entre accionista históricos se repartían entre el 20% y el 25 %. El resto del capital se distribuía en bolsa entre pequeños accionistas. Los socios minoritarios han tratado de organizarse y presionar al FROB para que mantuviese valor en el Banco de Valencia. Finalmente, las exigencias europeas y la propia mala situación financiera de la entidad reducirán casi a cero el valor de los títulos. Antes de adjudicar definitivamente el banco a CaixaBank, la entidad hará una ampliación de capital para sanearlo con cargo al FROB, absorberá sus pérdidas y diluirá hasta prácticamente la nada (un 1 %) la participación conjunta de los actuales accionistas.

CaixaBank se queda el Banco de Valencia con la intención de reforzar su presencia en el mercado valenciano, donde su volumen de negocio es del 6,1 % frente al 16,5 de media que tiene en el conjunto de España.